A vueltas con el asturiano
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Comentario Carlos Prieto 02.11.21
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Asturias
Han pasado ya muchas décadas de aquel grito del 'bable nes escueles' que pedía la oficialidad de la llingua y el debate vuelve a estar encima de la mesa, como tema recurrente, al que ya nos hemos acostumbrado. Son muchos años, demasiados, con el asturiano como arma arrojadiza, como moneda de cambio, dando muestras de que en el fondo la reivindicación cultural es lo de menos y lo que está en juego es un puñado de votos. Y aquí están todos en la batalla, porque no olviden que aunque la llingua siempre se relaciona con los movimientos y partidos de izquierda, fue el PP, en el mes de junio de 2009, el que llevó a la Junta una proposición no de ley para consolidar la enseñanza del asturiano en los colegios. Ahora de nuevo la oficialidad divide a la sociedad, con miles de personas defendiendo en la calle su uso y otros miles denostándolo. No hay término medio. Adrián Barbón defiende un asturiano amable, que no será vehicular en la enseñanza, que no será una imposición, que no se exigirá ni a los funcionarios ni a los médicos. La derecha se rasga las vestiduras en una línea roja para sus votantes. Da igual lo que se haga, o el cómo se haga. Y Barbón necesita 27 votos. PSOE, Podemos e IU suman 26. Le falta uno. El que representa el forista Adrián Pumares, quien contra viento y marea parecía dispuesto a inclinar la balanza a favor de la oficialidad, aunque su discurso fue variando y ahora yo creo que ni él sabe lo que va a hacer. La pelota está en su tejado, él tiene el balón, pero recuerda a aquel futbolista al que le temblaban las piernas a la hora de tirar el penalti. Y Foro ha visto la posibilidad de recuperar protagonismo. Y embadurna el debate haciendo del asturiano elemento de canje por mejoras impositivas y por un nuevo cambio en el plan de vías de Gijón, lo que deja dudas de si el asturiano es una cuestión cultural o una última bala. Yo no voy a dar mi opinión, no voy a caer en la tentación, pero sí imploro una solución definitiva. Asturias necesita hoy resolver grandes problemas y afronta gigantescos retos si queremos que aquí quede alguien en los próximos años. Porque si seguimos así no habrá debate sobre el asturiano, ni sobre el castellano. Lo que habrá será una ley de memoria histórica para recordar lo que fue el Principado.