El investigador arandino que estudia el espacio entre las células del cerebro

Aranda de Duero

Sergio Miguel Tomé es arandino, doctor en informática y automática y máster en neurociencia, es investigador de la USAL, y a través de una prestigiosa beca de la UE se está adentrando en uno de los campos más fascinantes y desconocidos para la ciencia como es el cerebro. Concretamente el proyecto con el que ha ganado la beca tiene como objeto la puesta en marcha de un simulador del espacio extracelular del hipocampo, y en él participa la Universidad Estatal de Nueva York.

Lo primero que llama la atención es ese casamiento entre neurociencia e informática. "En mi caso es porque queremos hacer simulaciones informáticas del cerebro humano. Hay experimentos que son in vivo, que se hacen en animales, pero desde la aparición de los ordenadores hay experimentos que tratan de entender mejor los fenómenos con simulaciones informáticas. En el caso extracelular del cerebro hay cuestiones éticas que no te permiten hacer todos los experimentos que quieras, por eso las simulaciones informáticas pueden ser buena herramienta para investigar".

Tomé explica que "mi proyecto era para investigar el espacio extracelular del cerebro, es decir, el espacio que queda entre las células". "El cerebro es un órgano que está aislado del resto del organismo por unas barreras, por eso los medicamentos cuando van destinados al cerebro tienen que ser capaces de atravesar esa barrera hematoencefálica. Cuando esos medicamentos llegan dentro del cerebro, se mueven por procesos que son de difusión a través de este espacio que queda entre las células que hay en el cerebro. El espacio extracelular todavía es un gran desconocido, el espacio que queda es de unos 60 nanómetros, una cantidad muy pequeña de espacio. No se puede mirar ni en un microscopio. Realmente tenemos idea de cosas que ocurren pero no sabemos a ciencia exacta cómo están ocurriendo, hay muchas hipótesis y no hay forma de verificarlas experimentalmente", asevera.

La beca se concedió el pasado año, la pandemia ha podido trastocar los planes pero Sergio ha seguido investigando. "Ha sido fastidiosa porque yo tenía que haber viajado a Nueva York, tengo que ir allí y ellos decidieron no dar visados por la situación. Ha mejorado todo y creo que voy a poder viajar en breve, pero yo por lo menos ya veo luz. El papel de la Universidad Estatal de Nueva York es muy importante porque allí está uno de los mejores grupos que investiga el espacio extracelular y hace experimentos en animales y estudia los procesos de difusión de sustancias en ratones", cuenta.

Pero, en estos meses que ya han transcurrido, ¿su investigación le ha llevado a algún sitio? "El proyecto es complejo porque realmente el espacio extra celular del proyecto tiene muchos parámetros diferentes, hay que tener en cuenta muchas cosas, en mi caso está centrado en el hipocampo es una parte del cerebro, y se centra ahí porque es por ejemplo donde empieza el alzheimer, y por otro lado el cerebro está lleno de una variedad de células que ayudan a las neuronas, entonces la complejidad había que intentar acotarla para abordar y entender qué células hay, su distribución en el espacio, las conexiones... Centrarnos solo en una zona era la forma de acotarlo, por suerte el hipocampo es una de las zonas mejor estudiadas", explica.

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Despertar esa vocación científica "es algo innato" para Sergio. "A mí me gusta ir a conferencias, incluso ahora. Oír a otros investigadores y preguntar. Creo que los niños deben oír a investigadores. Yo de pequeño recuerdo que se organizaban conferencias en Aranda y venía gente muy buena, que en la carrera yo me enteraba que era lo más. Que esa gente venga a hacer divulgación no sé si se ha valorado, pero me he dado cuenta de la suerte de haberlo escuchado. Y si a alguien no le nace de en sí el interés por la ciencia, no se lo vas a inculcar, la gente dentro de sí sabe lo que le llama", concluye un arandino que siempre tuvo una llamada de la ciencia que respondió, y con la que ahora podrá hacer su sueño realidad.