Verano pandémico, verano de campamentos
En 'Hoy por Hoy Bilbao', María Manrique, presidenta de la federación de eskauts de Bizkaia, Euskalerriko Eskautak Bizkaia, admite que, de cara al próximo curso escolar, las sensaciones son buenas y que estas iniciativas impulsan a volver a él con mayor motivación
Bilbao
Este verano ha sido diferente, no solo para instituciones, comercios o empresas, también para los más pequeños y los organizadores de los campamentos de verano. Actualmente, la federación bizkiana de grupos eskauts, Euskalerriko Eskautak Bizkaia, cuenta con 28 los grupos repartidos por los principales pueblos y ciudades de Bizkaia. En total, mueven a unos 3.500 niñas, niños y adolescentes y unos 350 monitores voluntarios. Es el movimiento educativo en el tiempo libre más numeroso de Bizkaia. “El balance de este verano ha sido positivo. Aunque este segundo año de pandemia el formato ha tenido que ser modificado, todos y cada una de los grupos eskauts han podido realizar sus campamentos, lo cual, es genial”, explica María Manrique, presidenta de la federación.
Verano pandémico, verano de campamentos
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Los típicos formatos autogestionados, en los que cientos de niños pernoctaban en numerosos puntos de Euskadi, acampando en campa con tienda de campaña, han sido sustituidos por campamentos de grupos reducidos, muchos de ellos sin pasar la noche fuera de casa, en la que las medidas y los protocolos eran el eje. “Ha habido algún incidente en algún campamento sobre todo en formato urbano. Nuestra gestión ha sido con antígenos y no ha habido casi casos por lo que no se ha tenido que suspender ningún campamento”, confiesa.
De cara al próximo curso escolar admite que las sensaciones son buenas y que estas iniciativas impulsan a volver a él con mayor motivación. “Este verano ha sido un chute de energía total. Es super educativo y sobre todo da un impulso a volver en septiembre educando con muchas más ganas y motivación”. Y afirma que espera disfrutar del nuevo curso siempre adaptándose al nuevo panorama, “la pandemia ha evolucionado en muchos aspectos y ahora se están dando opciones a poder seguir progresando, siempre con cabeza , y acercarnos a la realidad que teníamos antes para poder seguir educando de la mayor manera posible”.
Virginia, gestiona un albergue en Bernedo (Álava), lugar que, en un verano común, es punto de congregación de campamentos infantiles. Admite que, pese al duro año que han pasado, los meses de junio y julio su alojamiento ha estado lleno. “Venimos de un curso escolar durísimo. Nuestro albergue tiene 100 plazas y debido a las medidas sanitarias impuestas por el Gobierno vasco no podíamos albergar una cifra razonable que nos permitiera poder abrirlo. Por eso tuvimos que cerrar”. Confiesa que en algunos casos, debido a la gran demanda, tuvo que rechazar ofertas y reconoce que su deseo es que esta “buena racha” siga así y se pueda completar el curso escolar con la misma ocupación.