Cajas nido para murciélagos, lirones grises ó un mariposario. Aplicando los ODS a la biodiversidad de Álava
"Un pueblo, una acción por la biodiversidad", un proyecto de la Fundación Vital y la Diputación de Álava
Tritón alpino, una especie vulnerable con una característica tripa naranja / Fundación Vital
Vitoria
"Un pueblo, una acción por la biodiversidad". Así se llama el proyecto que han puesto en marcha la Diputación Foral de Álava, Fundación Vital y el IES Murgia en la Cuadrilla de Gorbeialdea —Altube, Murgia, Manurga y Legutio— para que la gente tome conciencia de la importancia de cuidar la naturaleza y de hacerlo, además, de manera participativa. Por eso, 261 personas han tomado parte, entre ellas, alumnos del IES Murgia y vecinos de los pueblos.
Para ello, han puesto en marcha cajas nido para murciélagos, lirones grises y pequeñas aves, un mariposario, refugios para anfibios, un colmenar silvestre y un camino para baños de bosque.
En nuestra primera parada, en Altube, encontramos 7 refugios para anfibios. En las épocas más secas —primavera y verano— es importante que especies como el tritón alpino o la rana bermeja, cuenten con un lugar para mantener su humedad y protegerse de depredadores como cornejas o garzas. De esta forma, como ha explicado el coordinador del programa, Unai Zubia, "favorecemos la protección y mejora de los anfibios".
Siguiendo nuestro recorrido, hacemos una parada en el monte Morkotxi de Murgia, donde encontramos unos pequeños habitantes que, a veces pasan desapercibidos, pero tienen una gran función en el planeta: las abejas. Y es que una abeja puede visitar 2.000 flores al día, de ahí su importancia en el proceso de polinización.
Aquí han instalado un colmenar silvestre que acoge dos enjambres para mejorar la cantidad de estos polinizadores porque, como ha explicado Juan Carlos Martín, profesor del IES Murgia, "en Álava puedes hacer un recorrido de cinco o diez kilómetros y no ves ni una sola abeja".
También ponen el foco en proteger a las abejas de dos enemigos: la varroa, un ácaro de oriente que devasta las colmenas y la temida avispa asiática.
Para terminar nuestro itinerario, qué mejor que un paseo relajante. Pero no cualquier paseo, sino un camino para baños de bosque en Manurga, una actividad de origen japonés —shinrin-yoku— que consiste en pasear por el monte de forma pausada y relajada a través de los cinco sentidos.
El trabajo de vereda —camino formado por el tránsito de personas y animales— fue fundamental a la hora de diseñar y preparar la ruta para disfrutarla al máximo. "La vereda es una manera sostenible de contribuir a que el pueblo pueda seguir estando en condiciones y cuidado", ha destacado la directora foral de Medio Ambiente y Urbanismo, Natividad López de Munain.
Estas actividades se retomarán en septiembre y esperan poder extenderlas en 2022 a otras Cuadrillas para que esta iniciativa por el cuidado de la biodiversidad continúe.
