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Hallazgos arqueológicos

Nuevos e interesantes hallazgos en el yacimiento arqueológico de Santa Lucía en Aguilafuente

El análisis estratigráfico y de las estructuras arquitectónicas emergentes ha permitido detectar la existencia de al menos dos edificios de época alto imperial romana datados entre los siglos I y II d.C.

Imágenes de trabajo en el terreno del yacimiento arqueológico de Santa Lucía (Aguilafuente) / Radio Segovia / Cadena Ser

Imágenes de trabajo en el terreno del yacimiento arqueológico de Santa Lucía (Aguilafuente)

Segovia

Finaliza la IV campaña de excavación arqueológica enmarcada dentro del proyecto de investigación Villa romana de Santa Lucía en Aguilafuente. Durante las tres semanas los trabajos se han centrado en la exploración del sector oriental del edificio residencial de época bajo imperial (siglo IV d.C.) y de los restos de la primitiva iglesia de San Mamés, de época medieval, posteriormente dedicada a Santa Lucía en un momento indeterminado de la Edad Moderna.

El análisis estratigráfico y de las estructuras arquitectónicas emergentes han permitido detectar la existencia, bajo el gran edifico residencial de época tardorromana datado en el siglo IV d.C., de al menos dos edificios de época alto imperial romana, datados entre los siglos I y II d.C., y pertenecientes al asentamiento rural altoimperial que se extiende, de acuerdo con los datos aportados por el trabajo de prospección arqueológica, en una superficie de cerca de 5 ha.

En el sector oriental, bajo el ala este, se ha identificado un cuerpo arquitectónico cuadrangular organizado en torno a un espacio central de 10 m de anchura, que puede tratarse bien de un patio interior, bien de un pequeño peristilo de un edifico residencial menor, en torno al cual se distribuyen un conjunto de estancias, vistas por el momento solo en su sector septentrional. Los muros de estas estructuras aparecen reutilizados en los cimiento del muro norte de la gran sala central del ala oriental y en el muro meridional de la gran estancia que ocupa el ángulo nororiental de la villa, luego ocupado por la iglesia medieval.

En cuanto al edificio residencial de la villa tardorromana, se ha identificado una gran sala con más de 100 m2 de superficie que se sitúa en el ángulo nororiental del edificio. Pavimentada con un suelo de mortero, ha de interpretarse como una gran sala de ámbito público de la villa. Inmediatamente al oeste de la misma se registra una pequeña sala que conserva un mosaico de tema geométrico polícromo, conservado bajo el pavimento de los edificios medievales superpuestos. En el espacio central del ala oeste del edifico tardorromano, inmediatamente al este de la sala central –dotada de un ábside en su muro occidental–, se ha documentado un cuerpo saliente ocupada por una sala poliabsidiada, posiblemente triconca – siguiendo del modelo cercano de la documentada en Palazuelos de Eresma, Segovia–, todavía en exploración.

Sobre la sala que ocupa el ángulo nororiental del edificio tardorromano se han identificado dos edificios religiosos superpuestos. El más antiguo es una iglesia de planta basilical, de 18,7 m de longitud y 11,6 m de anchura, sin incluir la cabecera, no excavada. Esta última, situada en el lado oriental, presenta un ábside cuadrangular, que será explorado en futuras intervenciones. El espacio interior se organiza en tres naves, separadas por elementos sustentantes verticales (columnas, pilastras o pies derechos), que apoyaban sobre zócalos realizados en mampostería. Este edifico religioso presenta diferentes suelos, superpuestos, frutos de diferentes actuaciones de reforma de los mismos. Se ha registrado, no obstante, que el suelo de la sala romana de la villa del s. IV d.C. es utilizado en la primera etapa de usos de este edificio, cuya cronología –que podría remontarse a los ss. VI y VII d.C. – está por precisar.

Sobre este edificio se levanta entre los siglos XV y XVII una nueva iglesia, de anchura menor (8,4 m), aunque reutiliza la cabecera de la iglesia tardoantigua o medieval precedente, a la que se dota de un nuevo pavimento de baldosas. Este edificio –parte de cuyo ángulo suroccidental ya había sido explorado entre 1968 y 1972– ha de identificarse con la iglesia de San Mamés – documentada desde la mitad del s. XVI–, luego, desde fecha posterior a 1770, ermita de Santa Lucía, conocida por las fuentes documentales.

De forma paralela, en el conjunto de la villa se han identificado catorce nuevos enterramientos, excavados por el equipo de antropología, con lo que se hace ascender a cincuenta y cuatro el número de enterramientos nuevos documentados desde el inicio de las exploraciones en este yacimiento en 2018. Varias de estas tumbas se datan, gracias a elementos de ajuar, entre los siglos VI y VII d.C., en el contexto de la necrópolis de época visigoda, mientras que otras –como una tumba antropomorfa excavada en el piso geológico arcilloso–, se datan en momentos más avanzados, entre los ss. IX d.C. y XIV d.C.

 
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