Decadencia política

Asturias

Recta final del actual curso en las instituciones y a medida que pasa el tiempo se aprecia un mayor desinterés de la población por la labor que realizan sus políticos. Los asturianos cada vez están más desencantados con quienes les representan tanto aquí como de Madrid, tanto con aquellos que ejercen el poder como con los que se encuentran en la oposición.

No todos los asuntos son iguales, por supuesto. Pero si hay problemas que sobresalen sobre los demás son aquellos que atañen a la sanidad. Lo que está sucediendo con los centros de salud de la comunidad autónoma, con su saturación, no tiene nombre. Y eso que los mandamases sanitarios del Principado estaban más que avisados de lo que podía pasar si no tomaban medidas de forma urgente y drástica. Que no lo hicieron es evidente y que los ciudadanos están hartos de tanto despropósito también. Pueden poner los políticos todas las excusas que quieran pero sólo les van a servir para empeorar la situación.

El desaliento no es sólo de los pacientes, es compartido también por los médicos. Los primeros se sienten desatendidos mientras que la frustración se apodera de los segundos por no poder cumplir adecuadamente con su importante labor, trascendental en ocasiones. Por supuesto que el coronavirus tienen mucho que ver en lo que está sucediendo, pero la presión hospitalaria ha ido disminuyendo claramente en las últimas semanas sin que ello haya repercutido positivamente, como cabía esperar, en la atención primaria.

Los políticos están ahí para solucionar los problemas de los ciudadanos y si no lo hacen deben de ser sustituidos. El presidente del Principado lleva meses estudiando la posibilidad de remodelar su Gobierno para mejorar sus prestaciones. Quizás debería hacerlo ya. E incluir entre los cambios a aquellos altos cargos que han quedado sin apenas energía a causa de la pandemia.