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Contaminación acústica

Dos años de cárcel al dueño de un bar por el ruido del negocio

La sentencia le impide trabajar en la hostelería durante tres años y suspende la pena de prisión si durante los próximos tres años no delinque y paga la responsabilidad civil de 8.000 euros.

Logotipo del bar / Facebook

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Sevilla

Un juzgado ha condenado al dueño de un bar de Utrera (Sevilla) a dos años de prisión y a una indemnización de 8.000 euros por el ruido de su local, que afectó a los vecinos de casas colindantes, entre ellos a una mujer que necesitó medicación ansiolítica y analgésica por "intenso estrés".

El condenado, Francisco Javier D.A., gestionaba el bar "La boca del lobo", que entre 2015 hasta su cierre en 2016 emitió ruidos y vibraciones que provocaron molestias de día y de noche "intolerables", según la sentencia del juzgado de lo penal 5 de Sevilla, a la que ha tenido acceso Efe y que fue dictada en conformidad entre las partes.

Las molestias eran especialmente graves los fines de semana, cuando el bar abría de forma continua entre las 17.00 y las 06.00 horas.

Los vecinos del bar estuvieron expuestos de forma continua a ruidos y vibraciones que "por su frecuencia, intensidad, duración" así como por la "falta de ningún tipo de limitador-controlador" del sonido les ha "afectado gravemente" en el "sosiego, descanso nocturno y conducta", añade la sentencia.

Además de afectar a la mujer, que ejerció la acusación particular mientras que la Fiscalía asumió la acusación pública, el ruido también perjudicó a sus dos hijos menores, de 6 y 2 años, que no fueron medicados pero tienen una "sintomatología psiquiátrica" que es "compatible" con las molestias sufridas.

En una medición oficial en la habitación de los menores se detectó un ruido de 39 decibelios, cuando el límite en el reglamento contra la contaminación acústica andaluz se establece en 30.

El bar también perjudicó al residente de un piso situado en una segunda planta pero colindante con el bar, añade la sentencia, en la que se recuerda que el ruido motivó continuas denuncias y quejas de los vecinos ante la Policía Local y el Ayuntamiento de Utrera, que concluyeron en cinco expedientes sancionadores.

La sentencia condena al dueño del bar por un delito contra el medioambiente y uno leve de lesiones y le impone una multa de 3.120 euros, le impide trabajar en la hostelería durante tres años y suspende la pena de prisión si durante los próximos tres años no delinque y paga la responsabilidad civil de 8.000 euros.

 
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