Tantas ganas de bailar

Cádiz

Una mano acariciando el azul celeste del cielo de Cádiz. Unos pies que vuelan sobre el entarimado de madera. La sombra de un cuerpo desnudo que se apoya en la pared. Unas luces de neón que, sincronizadas, se mueven por el escenario. Cada momento que deja atrás la edición 19 de Cádiz en Danza es un recuerdo imborrable que va a la carpeta de la memoria que discrimina solo lo mejor. La recuperación del festival gaditano, tras la pausa forzosa del coronavirus, ha mostrado, de nuevo, la existencia en la ciudad de un público ávido de baile, que llena cada espectáculo, que es exigente y reclama calidad. También la consolidación de un certamen que ya no necesita mirar a ciudades más grandes, que tiene identidad propia, y que puede y debe ambicionar una programación de máximo nivel para celebrar el año que viene sus dos décadas de existencia.

El festival ha ido teniendo una evolución ascendente que hacía temer que el parón brusco de la pandemia hubiese podido frenar en seco. Cádiz en Danza ha tenido que organizarse en medio de miles de incógnitas por las restricciones existentes, la dificultad de traer compañías foráneas y la incertidumbre de saber si habría público suficiente para volver a acogerles. Pero el éxito del certamen no ha sido una moneda al aire que salido de cara. Ha sido un trabajo previo de contacto permanente con las compañías, de mimo a los conservatorios y academias de la ciudad y de búsqueda de nuevas ideas para que el baile volviera en una virtuosa pirueta capaz de hacer olvidarlo todo.

Ha sido llamativa la capacidad de Cádiz en Danza de colgar el cartel de completo en casi todos los espectáculos de la Central Lechera, de conquistar el Falla y poblar de aplausos a horas playeras escenarios a pleno sol. Daniel Abreu desnudaba cuerpo y alma en Perro, Jaiotz Osa y Raymond Naval se enfrentaban a las expectativas frustradas, Iratxe Ansa jugaba a las luces de neón derrochando técnica; Satoshi Kudo y Lucía Vázquez se mezclaban; Paula Quintana desbordaba alegría; Marcat Dance proponía cumplir los deseos en Anhelo...

La edición de este año ha encontrado nuevos rincones como el parque Genovés para ofrecer escenas de enorme belleza y ha consolidado otros que parecen que se construyeron para albergar espectáculos de Cádiz en Danza como Entrecatedrales, que deja esa escenas tan potentes e icónicas que viene inmortalizando con talento Pelu de Vicente. Una de las apuestas más ambiciosas y singulares de esta edición fue la presencia del recién premiado por el Benois Jesús Carmona en el Monumento a las Cortes, Todo un lujo, que dejó con ganas de más.

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20 años cumplirá Cadiz en Danza el año que viene. Nadie sabe lo que pasará en 2022. Pero, al menos, las organizadoras (un grupo mayoritariamente de mujeres volcadas en cada espectáculo) saben que existe un público deseoso de esa fiesta de cumpleaños tan especial. En ese cielo azul, esa madera, esa tierra. Entre esas paredes de una ciudad que tiene tantas ganas de bailar.

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