Diez años y cuatro legislaturas para ordenar los centros de culto

Bilbao

Toda nueva ley suele tener su justificación. En el caso de la de centros de culto que aprueba hoy el Consejo de Gobierno hay que remontarse a hace diez años, a las protestas en Basurto y Zaramaga contra la apertura de sendas mezquitas. El entonces alcalde de Vitoria, Maroto, pidió al Gobierno vasco que regulara dónde se podían emplazar los templos. Poco después, el Ejecutivo de López presentaba su anteproyecto de ley de centros de culto.

Ese fue el primer intento de ordenar la cuestión. El segundo fue en la pasada legislatura. Los dos frustrados por falta de tiempo. Parecía sencillo, básicamente, regular quién podía promover esos centros, dónde, cómo y las condiciones de autorización. Pero no era tan simple. Un ejemplo. El Gobierno de López no exigía autorización a los centros pequeños. Maroto se quejó de que se iban "a abrir mezquitas como champiñones". Azkuna, desde Bilbao, de que "dañaría la convivencia". Este llegó a prohibir abrir centros de culto bajo viviendas. Pero se lo anularon los tribunales.

La tercera, parece que va a ser la vencida. Viene con mayoría absoluta y trabajada con las religiones afectadas. Pero cuidado, ya ven que hasta hoy no ha sido una cuestión pacífica.