El elogio de la locura
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Comentario Marisol Delgado 31.05.21
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Asturias
Gijón celebró el pasado sábado el Día del Orgullo Loco con unas cuantas actividades en Cimadevilla para reivindicar las necesarias mejoras en salud mental, a nivel del sistema sanitario, pero también a nivel de toda la sociedad.
La pandemia no ha hecho más que visibilizar las costuras, las remendadas costuras, del sistema de salud mental. Se ha producido, además, en este último año, un aumento de los ingresos involuntarios, de las restricciones en las salidas, de la limitación de las visitas o de la sobremedicación – las farmacéuticas, al igual que la banca, siempre ganan–.
Es preciso exigir el simple cumplimiento de los derechos humanos para quienes estén padeciendo o puedan llegar a padecer un problema de tipo mental. Son verdaderamente deshumanizantes prácticas como los aislamientos, las terapias de conversión o las contenciones mecánicas (¿Recuerdan ustedes a la asturiana Andreas Fernández, que murió de meningitis atada a una cama solo por tener antecedentes psiquiátricos...?)
Es una necesidad romper con la estigmatización y luchar por la escucha, el respeto y la dignidad de este colectivo del cual podemos formar parte cualquiera. Es fundamental enfocar los temas mentales, no como problemas individuales, sino como problemas sociales en los que influye de forma determinante el contexto, el entorno.
De hecho, hace ya tiempo que se viene reivindicando el cambio del obsoleto modelo biologicista, que se limita a medicar el sufrimiento, por un modelo más social que aborde las consecuencias para la salud mental de este mundo capitalista en el que vivimos, que enferma y que mata.
Así que, si el sistema está enfermo ¡Qué mediquen al sistema!