"Tramposos que quieren convertir en santos", por Pepe Belmonte
Escucha el 'micromentario' del catedrádico de Literatura (UMU) para el programa Hoy por hoy Murcia

Pepe Belmonte, catedrático de Literatura de la Universidad de Murcia (UMU) / Cadena SER

Murcia
Tramposos que quieren convertir en santos.
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Micromentario / Pepe Belmonte (31-05-21)
El hecho, que podrá ser opinable, pero que no admite discusión alguna, de que la Fiscalía haya archivado la investigación contra los que en su día hicieron trampa, saltándose su turno de vacunación con nocturnidad y alevosía (léase el ex consejero Villegas, el ex concejal Felipe Coello y hasta el mismísimo obispo de Cartagena, que está más pendiente de su propia salvación que la de las almas de los demás), ha envalentonado, y de qué manera, al Partido Popular.
La Fiscalía, cumpliendo con su obligación y con la objetividad que caracteriza a la Justicia, descarta por completo la existencia de delitos como prevaricación o tráfico de influencias.
Tal circunstancia ha propiciado que, de inmediato, la portavoz regional del PP, Miriam Guardiola, que se está ganando el sueldo a pulso, haya exigido, tanto a Diego Conesa, el secretario general del PSOE, como a Ana Martínez Vidal, la coordinadora de Ciudadanos, que pidan disculpas públicamente por el enorme daño que hicieron a personas como Villegas, quien tuvo que dimitir por enchufarse la vacuna antes que mucha gente a la que en verdad le correspondía.
Las decisiones de la Justicia, convendría recordarle a la activísima señora Guardiola, no eximen en absoluto de otras cuestiones que, aunque no tienen consecuencias penales, resultan auténticos actos deleznables e inmorales, como se ha encargado de recordar la número uno en Murcia del partido naranja.
Lo mejor que podría haber hecho el Partido Popular es, a mi parecer, después de conocer el criterio de la Fiscalía, no haber salido como gallos de pelea a la opinión pública, poniendo en evidencia los errores que, lo quieran o no, han cometido, sino haber guardado un discreto silencio porque, lo diga Agamenón o su porquero, nadie, absolutamente nadie, les va a eximir de haber sido unos tahúres, unos farsantes, unos auténticos fuleros al ponerse la vacuna antes que otras muchas personas a las que en verdad les correspondía.
Y, miren por dónde, a estos tramposos ahora los quieren convertir en santos, en mártires de la sociedad y víctimas de la oposición.
Decía Joseph Goebbels, el funesto y aciago ministro de Propaganda del III Reich, que “nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones”.
Pepe Belmonte