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Rubén de la Barrera: la obra inacabada

El entrenador coruñés es la enésima víctima de la trituradora blanquiazul

Rubén de la Barrera / RC Deportivo

Rubén de la Barrera

A Coruña

El Deportivo rompió drásticamente con Rubén de la Barrera este fin de semana. Tras semanas de negociaciones, con reuniones periódicas con David Villasuso para perfilar el proyecto, los nombres, o el rol del entrenador con funciones más allá de los banquillos, el desencuentro de este fin de semana puso punto y final a la etapa del coruñés en el banquillo de Riazor. En apenas cinco meses y quince partidos al frente del Deportivo, Rubén se marcha por la puerta de atrás del club "de su vida". Un golpe para el vestuario y para muchos aficionados. Pero también para el prestigio del Deportivo.

Llegó para liderar la reacción del Deportivo

Tras el cese cantado de Vázquez después del duelo del Zamora, Rubén de la Barrera tomó las riendas del equipo a sugerencia de Richard Barral. Su libreto y su estilo encajaban con lo que exigía el director deportivo de un entrenador. Se acompañó además de un nuevo preparador físico, Julio Hernando. Al margen de lograr que el equipo despegase, el nuevo Deportivo buscaba acabar con la plaga de lesiones que lastraba al equipo. Internamente se acusaba al anterior entrenador de ser responsable de esa debacle física.

Las expectativas fueron muy altas desde el principio. Sin embargo, el técnico no logró arrancar de una forma sencilla. Su reacción fue demasiado tarde como para lograr el objetivo para el que fue contratado. Su Dépor no logró superar la criba inicial para optar al play off. Su balance como entrenador fue el de siete victorias en los quince partidos que dirigió al equipo. Dejó también cinco derrotas y tres empates. No estrenó su casillero de triunfos hasta la quinta jornada dirigiendo al Deportivo cuando se impuso al Guijuelo por la mínima en Riazor.

Reacción tardía

En una liga tan corta como la que acaba de terminar, el Deportivo no podía permitirse tantos errores. El bajón de enero fue un lastre para el equipo. La reacción con de la Barrera, incluso con un fútbol más vistoso como el que se le exigía desde el principio, no llegó de la noche a la mañana. Su mejor registro de victorias llegó tras vencer a Pontevedra, Celta B, Zamora y Marino de Luanco. Pero deja detrás tardes para el olvido como el duelo en A Malata, la derrota en Coruxo que supuso el adiós precipitado de Fernando Vidal o el doloroso partido que se llevó el Compos de Riazor. Todo ello con la plantilla más cara de la historia de la Segunda División B.

El gran legado que dejó de la Barrera es el respaldo del grupo, que aseguraba que disfrutaban de cada entrenamiento y creían en su idea y por otro lado, mejorar al equipo en la parte física. Además de acabar con la plaga de lesiones, con la batuta de Julio Hernando, el equipo mejoró en el aspecto físico. De hecho, estas dos cuestiones, y el haber salvado el drama de un descenso a Segunda Federación, tenían convencido a ABANCA de que el coruñés era el idóneo. Lo ocurrido este fin de semana hace que el proyecto vuelva a la casilla de inicio y la ansiada estabilidad no se atisbe.

Rubén, la enésima víctima de la trituradora blanquiazul

Dentro de unos días, se cumplirán dos años de la salida de Tino Fernández del Deportivo. En ese tiempo, el Dépor no ha dejado de ser una trituradora de entrenadores e incluso de directivos. No llevaba un ritmo especialmente de calma el consejo de Tino ( con él entrenaron Vázquez, Víctor Fernández, Pepe Mel, Víctor Sánchez del Amo, Gaizka Garitano, Cristóbal, Clarence Seedorf y Natxo González).

Pero en los últimos años, la locura de los banquillos no ha ido a menos precisamente. Desde la salida de Tino en mayo de 2019, pasaron por el banquillo blanquiazul Martí, Anquela, Luis César, Fernando Vázquez y ahora Rubén de la Barrera. El sexto, viene de camino.

 
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