Grotesco

Asturias

Esperpento de tres representantes de la Junta General del Principado en el Congreso de los Diputados. Los parlamentarios de la izquierda asturiana Dolores Carcedo (PSOE), Ovidio Zapico (IU) y Daniel Ripa (Podemos) viajaron a Madrid para defender en la Cámara Baja una proposición de ley de sanidad universal. Una iniciativa aprobada en 2017 por la asamblea legislativa asturiana a instancias del entonces portavoz de IU, Gaspar Llamazares, y respaldada por socialistas y podemistas.

Se trasladaron a la capital del Reino convencidos de que al menos sus grupos votarían a favor de la propuesta de la Junta General. Pero, ¡qué va!, los diputados del PSOE lo hcieron en contra y los de Unidas Podemos (excepto la asturiana Sofía Castañón) se abstuvieron. ¿Es o no es grotesco lo sucedido? ¿En qué situación se ha dejado al Parlamento autonómico?

Lo primero que hay que destacar en todo este desaguisado es que no puede ser que una iniciativa aprobada por la Junta en 2017 se exponga en el Congreso cuatro años después. No es de recibo desde ningún punto de vista. Fue aprobada entonces con el objetivo de revertir los recortes introducidos a la Sanidad en 2012 por el Gobierno de Rajoy. En todo caso y a pesar del escandaloso retraso en su tramitación, según su promotor, Gaspar Llamazares, lo que en ella se señala está aún muy vigente, ya que, asegura, "todavía no hemos reconocido como derecho ciudadano el derecho a la salud".

Pero si los grupos del PSOE y de Unidas Podemos iban a votar en contra y a abstenerse en la votación en el Congreso por qué no se lo dijeron con anterioridad a sus compañeros de partido asturianos y así evitarles el mal trago que tuvieron que pasar por el desaire sufrido. ¿Qué es que las influyentes diputadas socialistas asturianas Adriana Lastra (portavoz) y María Luisa Carcedo (exministra de Sanidad) no se enteraron de lo que iba a pasar? Y si lo sabían, ¿por qué no lo dijeron? Y el presidente del Principado, Adrián Barbón, ¿no tiene nada que explicar dada su cercanía a Pedro Sánchez?