Y de di la vuelta
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"Y me di la vuelta". Firma de opinión de Claudia Zafra
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Córdoba
Imagine que era una mujer joven, de esa edad indefinida de juventud que cada vez empieza antes y acaba más tarde, una mujer que andaba con paso ligero y un destino seguro, la ansiada normalidad. Me había arreglado con esmero siguiendo la moda actual, y mis expectativas eran tan anchas como la calle que me llevaba hacía el punto de encuentro fijado por los que se dicen influencers. Caminaba por la calle apenas transitada, mi corazón brincaba, y mis pies calzados con tacones me parecían agiles como los de una gacela.
En un momento, a mi derecha y a mi izquierda, empezaron a sumarse más y más gente, formando una acumulación ensordecedora de voces, gritos, colores. De repente, ya no era esa joven alegre y liviana que buscaba una diversión. En un momento, había saltado a la otra parte del espejo, y me sentía diferente. Mi mente empezó a recordar una frase de un amigo sanitario “Soy consciente de la importancia de ponerme los EPIS, a pesar de la molestia, porque así protejo a mi familia”. Y vi su cara, cansada pero sonriente. “Cuídate amiga que cada vez llegan más jóvenes”. Mis pasos se volvieron más lentos, y la multitud ensordecedora empezó a agobiarme, incluso llegue a ver virus flotando en el aire. Mil preguntas, saltaban en mi pensamiento ¿De verdad vas a tirar por la borda, en una noche loca, tu salud y la de los demás? ¿Ya se te ha olvidado, todo lo sufrido en este año? Y me di la vuelta. Era libre, me dije, libre para asumir la responsabilidad de mis actos y de nuevo mis pies volaban alegres de vuelta a casa.
O quizás no era una joven, sino una señora mayor que desearía que así fueran las cosas.