Un rector sin luces
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La opinión de Ángel Santiago Ramos (7/5/2021)
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León
La Universidad de León no tiene suerte con sus rectores y así camina con más pena que gloria en el globalizado mundo de la investigación científica y de la enseñanza superior. Al actual mandatario, con casi seis años en el cargo, le ocupa más el pago de favores electorales y el reparto de voletas a sus contrarios, que la práctica de una gobernanza a beneficio de un mejor crecimiento y desarrollo de la institución.
En este ámbito de falta de criterio rector hay que situar el concurso de acreedores planteado hace unos días en el Instituto Biotecnológico (INBIOTEC), en el que la ULE juega el papel principal. Sin excluir la pasividad, desde hace una década, de instituciones como la Diputación y la Junta de Castilla y León hacia el futuro de este centro, el doctor García Marín ha sido el principal enemigo.
Este rector nunca dio un paso para tratar de evitar lo que ahora ha sobrevenido. Si algún centro científico de la ULE tiene relevancia en el futuro desarrollo de nuestra provincia, ese es el sector relacionado con las industrias químico-farmacéuticas y biotecnológicas. El mas importante de los sectores industriales que hay en León.
Nadie en sus cabales puede entender que alguien deje morir un centro investigador que se dedica desde hace más de un cuarto de siglo a la investigación que más incidencia puede tener en las mencionadas industrias del entorno.
Si el paso de reconvertir jurídicamente INBIOTEC en una fundación es la vía para evitar su desaparición bienvenido sea. Pero, considerando el tamaño de la barbarie, sería conveniente una investigación a fondo de responsabilidades, institucionales y personales.