Asturias superó la tercera ola de la pandemia logrando contener la destrucción de empleo
Luces y sombras en unos datos que no satisfacen a unos sindicatos que celebran este Sábado el Día Internacional del Trabajo
Oviedo
La tercera ola de la Covid-19 ha dañado menos el empleo en Asturias que en otros territorios del país. Así, a pesar de la pérdida de 400 ocupados en el primer trimestre del año, el impacto ha sido más leve que en la mayoría de las regiones y también más contenido que el experimentado en la media nacional.
Así lo refleja la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre del año, que recoge un descenso de la ocupación en términos relativos del 0,10 por ciento en el Principado frente al 0,71 de la media española.
Asturias se desmarca sin embargo, para mal, del comportamiento nacional en la evolución del paro, con una subida de 3.000 personas sin empleo, mientras que para el conjunto de España la EPA recoge un descenso del paro; es decir el paro ha subido en Asturias en un trimestre casi el 5 por ciento mientras que en España se reducía un 1,7 por ciento.
Curiosamente, el paro juvenil ha bajado en la región un 0,57 por ciento, y se estabiliza en el 37,5 por ciento, todavía dos puntos por debajo de la media nacional. Estas variaciones dejan las cifras absolutas en Asturias, al cierre del mes de Marzo, -según el método EPA- en 63.000 parados y 384.400 ocupados.
También experimenta una ligera mejoría el porcentaje de hogares con todos sus miembros en paro que se sitúa en Asturias en el 10,11 por ciento, que es medio punto menos que al cierre de 2020.
1º DE MAYO
Con estos datos aún calientes, pasado mañana, UGT y CCOO van a conmemorar en Gijón el Primero de Mayo con una concentración de aforo restringido en la Plaza Mayor. El lema de la jornada girará en torno a los compromisos del Gobierno de España, todavía no cumplidos, con respecto a la derogación de la reforma laboral, al afianzamiento de las pensiones y la revalorización del salario mínimo.
Pero, antes de nada, piden que se cumplan con todos los trabajadores que se consideraron como esenciales en lo peor de la pandemia y que hoy siguen soportando unas condiciones laborales precarias y a los que ni siquiera se ha considerado objeto de vacunación prioritaria.