Ricardo Samper, un Presidente del Gobierno en Marxalenes
Pocos valencianos hay en la historia con el bagaje político de Ricardo Samper, que llegó a presidir el Consejo de Ministros durante la Segunda República. La calle que lleva su nombre en Valencia circula paralela al tranvía en el barrio de Marxalenes.
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Luis Fernández callejeando por Marxalenes
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Valencia
Tal día como hoy, un 28 de abril pero de 1934, un valenciano era nombrado Presidente del Consejo de Ministros, equivalente al Presidente del Gobierno actual, en la que sería la séptima legislatura constitucional de la II República Española. La presidencia de Ricardo Samper apenas duró cinco meses, pero supuso un hito en la política valenciana, que rara vez había podido encaramarse a tan altas esferas de la corte madrileña, situando además a una de sus figuras más destacadas y respetadas en el panorama político valenciano desde principios del siglo XX.
Ricardo Samper Ibáñez nació en la ciudad de Valencia en 1881 en el seno de una familia humilde, pero con gran esfuerzo y tenacidad supo combinar el trabajo, obligado por la situación económica familiar, con los estudios, logrando muy joven una plaza de funcionario de la Diputación Provincial. A partir de entonces, su carrera política fue fulgurante. Fue elegido concejal del Ayuntamiento de Valencia, llegando a ejercer la alcaldía entre 1920 y 1922, siempre bajo el signo ideológico de Blasco Ibáñez y su Partido de Unión Republicana Autonomista (PURA). Hasta que dio el salto a la política nacional de la mano de Alejandro Lerroux y el Partido Republicano Radical, con el que obtuvo acta de diputado y formó parte de su gobierno en 1933, ejerciendo como Ministro de Trabajo y Ministro de Industria, hasta el mencionado 28 de abril de 1934, que fue designado Presidente del Consejo de Ministros. Samper dimitió del cargo de presidente en octubre y después de la Revolución de Asturias dejó el gobierno. Con el estallido de la Guerra Civil se trasladó a Suiza, donde murió en el olvido en 1938.
La brillante trayectoria política de Ricardo Samper refleja a uno de los valencianos más preclaros del siglo XX, y la huella que dejó en la vida social y cultural de la ciudad fue profunda. Participó activamente en ella desde entidades relevantes como el Colegio de Abogados, el Ateneo Mercantil o la Casa de la Democracia. Su pluma nos legó decenas de artículos en el diario El Pueblo, y su faceta de orador destacó en multitud de mítines. Fue un pionero del europeísmo en Valencia, y desde el Ayuntamiento impulsó la creación de la Confederación Hidrográfica del Júcar, reivindicó la propiedad municipal de la Albufera y salvó del expolio el artesonado del antiguo Ayuntamiento que ahora podemos contemplar en la Lonja.
Tras las elecciones democráticas municipales de 1979, el primer ayuntamiento socialista decidió recuperar la memoria republicana silenciada durante el franquismo, entre ella la de políticos como Isidro Escandell, Manuel Molina Conejero o el mismo Ricardo Samper. Para rotular el nombre de Ricardo Samper se escogió una calle del barrio de Marxalenes junto a la vía del entonces trenet, ahora tranvía. Pero extrañamente se le denominó calle diputado Ricardo Samper en vez de presidente, que fue su cargo más elevado. Como anécdota queda que los concejales de la UCD y el diario Las Provincias enturbiaron estas rotulaciones, y las hijas de Samper, Gloria y Helena, declinaron el homenaje si no existía unanimidad ya que su figura estaba por encima de debates políticos. Finalmente, el alcalde Ricard Pérez Casado consiguió apaciguar los ánimos y generar el consenso necesario para rotular el nombre del que fuese el único Presidente del Consejo de Ministros que ha tenido Valencia en el callejero de la ciudad.