Un fragmento de historia sobre ruedas

Gijón

Los hermanos Felipe, María, María Antonia, Pilar y Tomás del Campo Díaz-Laviada han donado al Museo del Pueblo de Asturias una bicicleta tandem fabricada en Gijón por 'Bicicletas Cuesta' hacia 1910, con componentes BSA (Birmingham Small Arms), de Birmingham (Reino Unido) y reformada en 1970 en el 'Garaje Marina' de Gijón.

De su primera época conserva el cuadro de tubería de hierro hueca con la chapa de la marca 'Bicicletas Cuesta/Gijón' y el cambio interior de tres marchas incorporado al eje de la rueda trasera. Se diseñó a partir de un tandem original de la casa inglesa 'BSA' que compró Gonzalo del Campo y del Castillo (abuelo de los donantes) y que utilizaron en Gijón varios miembros de su familia a principios del siglo XX.

El valor de este tandem es múltiple por la larga historia del objeto que ha perdurado a lo largo de tres generaciones, pero también como muestra de la importancia de la fábrica 'Bicicletas Cuesta' fundada por Jesús y Marceliano Cuesta en 1905 para la fabricación de piezas de diseño propio. Negocio que desde 1905 hasta su cese, en 1926, llegó a fabricar 2.500 máquinas, dos décadas antes de que se pusieran en funcionamiento las grandes fábricas españolas instaladas en Eibar, como BH que empezó a fabricar bicicletas en 1923 u Orbea que lo hizo en 1926, decía en los micrófonos de Hoy por Hoy Gijón Joaco López, director del Museo del Pueblo de Asturias, sólo hay documentada la existencia de cinco piezas de la casa.

El tandem fue utilizado hasta la década de 1950 en que se guarda en un garaje. En 1962, Felipe y Tomás del Campo -nietos del comprador- volvieron a circular con él y en 1970 lo repararon en el 'Garaje Marina'. En 1970 se repintó en blanco con fileteado en varios colores y se sustituyeron las ruedas, manillares, sillines, platos, bielas y la maneta del cambio.

Su historia está plagada de anécdotas, como los viajes de Guadalajara a Madrid que hacía su primer dueño a las que sumaron las vividas por Felipe y Tomás del Campo que a sus 13 y 14 años bajaban de Somió a la playa circulando a una "velocidad endiablada por el Muro. Éramos casi gemelos y sobre el tandem funcionábamos como un sólo hombre", ha confesado Felipe. Quisieron emular a su abuelo en sus excursiones y se fueron a Luanco. Ese día la gran bicicleta pesaba más de lo habitual y es que el segundo de abordo, al que montó Felipe apiadándose de su torpeza a la hora de conducir, no se dignaba ni a pedalear.

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Los Campo Díaz-Laviada son habituales donantes del museo cuya amplia colección de fotografías de los 60 y 70 custodia ya como perfecto testimonio de la evolución de Gijón. Su autor fue el padre de los ahora donantes, "un día llegó diciendo; están tirando Gijón", apuntaba su hijo, así que hizo todas las fotos que pudo, positivándolas y apuntando tras ellas todo lo que sabía. "Es muy interesante, es una documentación valiosísima para conocer el Gijón de esos años que desaparece con el desarrollismo franquista de los 60", ha explicado el director del museo sobre el trabajo de Gonzalo del Campo. "Aparecen los locales comerciales, los cines. Es un archivo al que acuden muchos investigadores o los aficionados a la historia de Gijón. De no ser por él no tendríamos imágenes de ninguna clase", ha recordado.