La Térmica de Andorra, hacia el futuro renovable
Viaje sonoro y visual al desmontaje de esta instalación de Endesa, que cambiará el paisaje de la provincia de Teruel. Los trabajos empezaron en febrero y durarán 48 meses
El director general de Endesa en Aragón, Ignacio Montaner, explica el proyecto de energía renovable de la Central Térmica de Andorra, que está en proceso de desmantelamiento. Extracto del reportaje emitido en Hoy por Hoy Aragón (05/04/2021)
Zaragoza
Una barrera que también desaparecerá nos impide el paso. La Central Térmica de Andorra (Zaragoza) no se libra de la pandemia y para acceder a ella, antes hay que tomarse la temperatura y aplicarse gel hidroalcohólico.
Es el presente de algo que muy pronto será pasado. En menos de 4 años, todo el paisaje industrial que ha dominado este desierto minero - con la enorme chimenea al frente y las tres torres de refrigeración al lado - habrá desaparecido, habrá sido demolido. Este es el viaje a lo que fue y a lo que será, es la crónica de una transición del negro al verde en estado puro.
La Térmica de Andorra, hacia el futuro renovable (05/04/2021)
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Nada. O todo, pero apagado. Incluso a José Luis Villabrille, ingeniero jefe del desmontaje de la Térmica, le impresiona. Y nada quedará cuando termine. Un día como hoy, esta sala de mandos que recuerda a la NASA entre pantallas y luces apagadas, está vacía de vida, con interruptores bajados y paneles sin luz. Y sin gente, salvo las visitas como la de los micrófonos de la Cadena SER, que recibe a una trabajadora: Ana Belén Sierra, inmersa en un proceso de cambio, que cierra una etapa y empieza otra.
Como ella, se han quedado de los pueblos de la zona y de las antiguas subcontratas de la térmica, 70 personas para trabajar ahora en su desmontaje o administración y relaciones institucionales. Los trabajos empezaron en febrero y durarán 48 meses.
Cuesta mucho dinero mantener una central térmica, pero también demolerla: 60 millones de euros. Luigi Baiano ya tiene experiencia, la de Andorra es la tercera térmica que desmonta. Las dos primeras en su tierra, Italia.
Más de 300 metros tiene la chimenea de esta central térmica, tremendo es el diámetro de las torres de refrigeración. Son el símbolo de una época que se esfuma con el carbón.
Un proceso nada fácil. Primero, hay que apagar todo, una desconexión progresiva compleja y lenta. Después toca aislar tuberías, retirar aislamientos, equipos que pasarán al desguace o transportarán como residuos para su reciclaje y después el desmantelamiento de la planta de sulfuración de gases.
La demolición será selectiva, de cada una de las 259.000 toneladas que se van a generar. Y esto, ¿qué quiere decir? Que se puede demoler y, a la vez, aprovechar al máximo. El 90% se va a reciclar.
Por ejemplo, el hormigón de la campa donde se extendía el carbón, que se triturará (a razón de 300 toneladas a la hora) y volverá a utilizarse como materia prima. Lo mismo con los materiales de yeso, tierras y rocas que no estén contaminadas; si no se mandarán donde corresponde pero, si se puede, también se reciclarán. Economía circular le llaman.
Todo esto es un trabajo enorme y, aun así, hasta la naturaleza detecta que algo ha cambiado. Hoy, hasta los pájaros se despistan.
Vigilancia, apagado, desmontaje, selección, demolición. Este es el vocabulario hoy de una central que hace poco más de un año quemaba 15.000 toneladas al día de carbón. 750 camiones la transportaban, 500 personas trabajan entre puestos directos y de subcontratas, hasta 4.000 se generaban en la zona y convirtieron a Andorra en la localidad de mayor renta per capita de Aragón.
Todo esto se acaba: se cierra la puerta al pasado del carbón y se abre al futuro de lo renovable. Un proceso que explica, con todo lujo de detalles, el director general de Endesa, Ignacio Montaner.