De paseo por el 'Murón'
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Comentario Carlos Prieto 13.04.21
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Asturias
Reconozco que cada vez que veía al funcionario de turno poner y quitar placas en las calles de Oviedo me daba pena. Un mes las quitaba, otro las ponía. Me imagino el pitorreo y hasta la humillación. Y la verdad, que creo sinceramente que el cambio de nomenclaturas en las capital del Principado estaba más que justificado. En Gijón, ciudad en la que somos grandes entre los grandes, hemos consumado el cambio de nombre de la avenida de Juan Carlos I por el de José Manuel Palacio. Vecinos, comerciantes y una gran parte de los ciudadanos afectados consideran que la medida, además de inútil, supone un gasto absurdo para las arcas municipales, que deberían ocuparse de asuntos más importantes, como garantizar la vivienda, la sanidad y el empleo a sus ciudadanos, que son quienes sufragan sus salarios. No seré yo quien defienda al emérito ni mucho menos. Ni lo defendí antes ni ahora. Y de José Manuel Palacio, nuestro primer alcalde democrático, creo que se merecería otro trato y no ser segundo plato del Borbón. Pero bueno, es a lo que estamos. Fuegos de artificio. Como que nuestro querido Consistorio pondrá en marcha una consulta para aprobar un reglamento municipal de laicidad que tomará como ejemplo el aprobado en el singular municipio madrileño de Rivas-Vaciamadrid, que se debe haber convertido en ejemplo para nuestros mandatarios locales. Nuestros representantes no quieren patrones religiosos ni símbolos en espacios públicos. ¿Qué harán con la playa de San Lorenzo, los jardines de Begoña, las hogueras de San Juan, las fiestas y los fuegos de Begoña, nuestro querido San Pedro, la feria de San Miguel y tantos y tantos ejemplos de tradición que no de devoción que llenan nuestras fiestas y lugares emblemáticos? Es la gran incógnita. Es lo que más nos preocupa, junto con el anillo navegable del Grupo, que se ha convertido en el centro de la mayor contaminación de la ciudad. Eso sí, la estación queda en la mitad, la de autobuses es una quimera y el metrotrén sigue llenándose de agua y de ratas. Menos mal que tenemos un 'Murón' más ancho que la calle Uría de Oviedo para dar vueltas, pensar y relajar, porque va a estallarnos la cabeza de tanto darle vueltas a las cosas.