El Sporting se diluye en un momento crucial

Gijón

Irreconocible, estética y competitivamente hablando, el Sporting cosechó en Tenerife su segunda derrota consecutiva. Es la primera vez que esto sucede en toda la temporada, lo cual refleja la gran trayectoria rojiblanca hasta la fecha pero preocupa el bajón en un momento especialmente clave, cuando toca afianzar el puesto de playoff y a las puertas del derbi asturiano y de dos desplazamientos consecutivos. La desesperante falta de gol de un equipo que no generó ni una ocasión clara en 95 minutos no es algo nuevo, pero si a esto se une un mínimo error en defensa, el lío está formado. Sin gol y sin el mejor Mariño, que en Tenerife no acertó y no supo despejar con poderío en la acción del gol de Fran Sol, el Sporting está completamente vendido.

Tras una declaración inicial de intenciones aseada y hasta interesante, el Sporting se fue diluyendo como un azucarillo. Empezó el partido dominador, apoderándose de la pelota y generando fútbol, con Manu García y Nacho Méndez participativos en sus constantes incursiones al centro y cediendo las bandas a los laterales, que ante la titularidad de Pablo Pérez parecían tener la consigna de llegar y centrar balones por alto. La idea era buena sobre el papel pero resultó insuficiente, porque el dominio fue completamente estéril. No porque el Sporting no llegara, porque en la primera mitad chutó ocho veces, pero ninguna entre los tres palos.

Durante muchos minutos al Sporting solo se le podía reprochar el desajuste del punto de mira. Ninguna de las ocasiones acababa en las botas de Djuka, que como es sabido tiene (o al menos tenía) registrada la patente del gol en este equipo. Por eso las ocasiones de Nacho Méndez o Pablo Pérez se quedaban en nada.

Siendo como es un equipo paciente, el Tenerife supo esperar su momento. Con el paso de los minutos el cuadro canario fue creciendo en el partido. Ya antes del descanso salvó al Sporting la posición adelantada de Sipcic, que batía a un Mariño otra vez desacertado en una salida por alto. El fuera de juego era evidente.

Tras lanzar otro aviso Bermejo, tras una gran acción de Javi Alonso en la banda, rompiendo a Borja López y dando el pase atrás desde línea de fondo, llegaría la acción del gol, en la que Mariño no despejó con la suficiente contundencia un disparo desde fuera del área y Fran Sol no perdonó.

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Gallego movió el banquillo pero pocas soluciones podían salir de ahí. Djuka trató de salvar la papeleta con alguna acción individual, pero esta vez no se pudo vivir simplemente de su racha.

El partido del Sporting fue malo como el criterio de quien permitió al Sporting jugar de morado y blanco, un auténtico atentado estético contra la historia del club. El sábado que viene, ya de rojiblanco y en el derbi ante el eterno rival, el equipo tendrá la posibilidad de demostrar que no está flojeando en el momento clave de la temporada y que las derrotas ante el Mirandés y el Tenerife han sido dos meros tropiezos. Por ahora no hay motivos para la alarma clasificatoria, aunque el fútbol del equipo claramente está flojeando.