Lo del pebetero
A Coruña
¿Recuerdan a que edad perdieron la inocencia? Yo lo recuerdo perfectamente, porque fue hace un ratito, a mis casi 42 años. Y la culpa la tiene los juegos olímpicos de Barcelona 92.
En 1992 yo tenía 13 años y era como cualquier chaval de los 90: tenía granos, me gustaba un poco el fútbol por aquello de no vivir ajeno a las conversaciones en el patio, veía Songoku en Televisión de Galicia y las chicas no me hacían el menor caso. Vamos, lo normal. No como España, que en el 92 fue el ombligo del mundo gracias a la Exposición Universal de Sevilla y a los Juegos Olímpicos de Barcelona.
La noche de la ceremonia inaugural estaba pegado a la tele como todo el país. En el Estadio Olímpico de Montjuic había 50.000 personas. Una de ellas era Antonio Rebollo, arquero paralímpico, que realizó la proeza de lanzar una flecha en llamas al pebetero que estaba a 86 metros de distancia, acertando de lleno para encender aquella hoguera gigante que nos hizo alucinar a todos. España por fin era alguien en el mundo. Habíamos salido de la oscuridad. Éramos grandes, claro que sí.
Pues resulta que hoy me enteré de que lo del pebetero fue un montaje y que la llama ya estaba encendida, pero con el gas a baja potencia. Vamos, que Rebollo no acertó ni nada, fue todo un truco televisivo. Mi gozo en un pozo, queridos amigos. Al final resulta que España en el 92 era como ahora, un quiero y no puedo. Y lo que sale en la tele, como ahora, es una gran mentira. Menos mal que nos queda la radio. Qué duda cabe.