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Coronavirus Covid-19

¿Qué ha cambiado desde el 5 de marzo hasta esta nueva reunión del LABI?

Araba ya empezaba a dar señales de que la curva estaba cambiando la tendencia

Gotzone Sagardui, en una comparecencia ante los medios tras una reunión del LABI, en una imagen de archivo / Gobierno Vasco (IREKIA)

Gotzone Sagardui, en una comparecencia ante los medios tras una reunión del LABI, en una imagen de archivo

Bilbao

21 días después, el Consejo Asesor del LABI va a reunirse en la tarde de este viernes para aprobar nuevas medidas con el objetivo de tratar de frenar el nuevo repunte de contagios de coronavirus que se está dando en Euskadi. Con casi total seguridad, el Gobierno vasco aprobará las medidas propuestas por el LABI técnico, con restricciones específicas para los municipios de más de 5.000 habitantes que tengan incidencias iguales o superiores a los 400 puntos.

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El Ejecutivo de Lakua reúne este viernes al LABI político porque la situación epidemiológica ha cambiado mucho desde aquel 5 de marzo en el que se decidió abrir la movilidad libre por todo Euskadi. La relación entre la flexibilización de la movilidad y la propagación de la COVID-19 ya está documentada ampliamente y podría ser quizá uno de los factores que más están influyendo en esta nueva ola epidemiológica.

En estos 21 días, la situación epidemiológica ha experimentado un cambio importante, aunque menos grave que en anteriores empujes del virus. Sin embargo, este es quizá el giro de la curva más predecible desde agosto. ¿Qué ha cambiado desde el 5 de marzo hasta este viernes 26?

5 de marzo: Araba ya avisaba del cambio de tendencia pero las incidencias seguían a la baja

Aquel 5 de marzo en el que el LABI se reunía para analizar los datos de la pandemia Euskadi había registrado 323 positivos. La incidencia acumulada era de 225 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, había 118 pacientes en UCI y el R0 estaba en 0,89. En aquella jornada sólo había tres pueblos en alerta roja y seis en total con incidencias superiores a 400.

En esa última semana la incidencia acumulada se había desplomado casi 70 puntos desde los 292 puntos hasta los 225. Sin embargo, había algunos indicadores que ya apuntaban a un posible cambio de tendencia, especialmente en Araba. Allí la incidencia no había bajado más que 30 puntos menos de la mitad que en el conjunto de Euskadi y el R0 en el territorio se situaba en 0,90. La transmisibilidad del virus ya parecía estancada y de hecho, ese índice de reproducción ya había subido en el día anterior. Ese viernes, el R0 también subió en Araba.

Gipuzkoa fue el primer territorio en empezar a aumentar su incidencia, pero partiendo del valor más bajo de los tres territorios y a un ritmo mucho menos brusco que el registrado en Araba.

Desde aquel 5 de marzo en el que el Consejo Asesor del LABI decidió aliviar las medidas restrictivas, hemos tenido cinco días de bajada de incidencias y dieciséis jornadas consecutivas de subidas.

26 de marzo: más de 600 positivos, el R0 en 1,15 y las UCI en ascenso

Coincidencia o no, los datos del primer día con la libre movilidad en Euskadi arrojaron el primer aumento de la incidencia acumulada. Los datos del 9 de marzo, conocidos el miércoles 10, marcaron el hito que supuso un cambio y que nos ha traído hasta aquí. Ese día la incidencia acumulada a 14 y a 7 días subió por primera vez en Euskadi desde principios de febrero.

Desde entonces, dieciséis días de aumentos más tenues que en anteriores olas, pero constantes y cada vez más grandes. Desde aquellos datos del 10 de marzo, Euskadi ha pasado de una incidencia de 199,70 se había conseguido bajar de los 200 puntos por primera vez desde agosto a los 253 puntos de este viernes.

El R0 que el 5 de marzo era de 0,89 es ahora de 1,15 con todos los territorios por encima de 1 y ese es el dato más preocupante. Si esta tasa de crecimiento del virus se mantiene igual durante esta próxima semana, Euskadi podría despertarse el Viernes Santo con unos 1.600 casos.

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Entre lo bueno, una evidencia y un asunto algo más difuso. La evidencia está en la mejora de las UCI: de 118 pacientes el pasado 5 de marzo a 87 este viernes, aunque es un suelo muy alto y que preocupa al Departamento de Salud.

El dato difuso, la trazabilidad del virus; esto es: cuántos de los casos se detectan por rastreo y cuántos positivos son personas que registran síntomas y acuden a Osakidetza antes de que el sistema detecte que ha estado en riesgo de contagiarse. Esta cifra es muy importante, porque los positivos no identificados por la red de rastreo pueden propagar el virus sin que se les ordene aislamiento y pueden generar una transmisión comunitaria descontrolada.

El 5 de marzo, el 51,3% de los casos eran detectados por la red de rastreo antes de que ellos presentasen síntomas o contactase con Osakidetza. Esa cifra este viernes está en un valor muy similar: un 50,9% de los positivos son detectados a tiempo. Sin embargo, las declaraciones de la consejera Sagardui hace unos días hablando de positivos que ocultaban sus contactos estrechos hacen poner en duda si no hay más casos escapándose de la red de rastreo.

A todo este análisis con el que va a contar el LABI sobre la mesa esta tarde se suma una cuestión más: la variante británica. Ya tiene una prevalencia del 80% y es más contagiosa que otras cepas de la COVID-19. Todavía, sin embargo, no hay evidencias de que sea más agresiva, pero desde que ha aparecido en Euskadi están muriendo más infectados entre todos los grupos de edad mayores de 60 años. La decisión de cerrar los interiores de bares podría responder precisamente a la intención de evitar la transmisión de una cepa más contagiosa en un entorno donde la ventilación de los aerosoles es más complicada.

José Manuel Navarro

José Manuel Navarro

Periodista e historiador. Murciano. Ahora aquí y en Crónica Vasca. Antes, en Radio Bilbao, Radio Murcia...

 
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