María López-Insausti: "Corazón sin esperanza, que se lo trague la tierra"

Zaragoza

La queja si no está dirigida a quién puede solucionarla es siempre un ejercicio inútil. Quejarse por cómo están las cosas, por lo duro de la situación, quejarse sin esperanza como un vómito, como un desahogo es un acto ferozmente egoísta, especialmente si la lanzas contra quién lo tiene mucho peor que tú porque lo ha perdido casi todo. En estos tiempos, compartir el pesimismo sin ofrecer alternativa debería ser delito. Como decía Lorca, “corazón sin esperanza que se lo tragué la tierra”, o como diría mi abuela, “la esperanza hay que mantenerla hasta recibiendo los santos óleos”.