El balón del partido entre el CD Málaga y el Barcelona ya está en el museo
47 después, dos aficionados octogenarios del conjunto malagueño, a los que le regalaron el citado trofeo el que por aquel entonces era el presidente, lo han donado al club malagueño para que lo exponga en las vitrinas de la sala
Málaga
Miguel y María Victoria son un matrimonio muy malaguista que conservaban en casa el balón con el que se disputó el CD Málaga - FC Barcelona del 14 de abril de 1974 (0-0) y que ya está en el museo del club malagueño en La Rosaleda.
Corría la jornada trigésima cuarta de Primera División de la temporada 1973-74. El Barcelona, ya campeón, visitó La Rosaleda para medirse al CD Málaga el Domingo de Resurrección, 14 de marzo de 1974.
Por parte de los blanquiazules, con Marcel Domingo como entrenador, formaron de inicio: Deusto, Martínez, Monreal, Macías, Irles, Vilanova, Migueli, Benítez, Guerini, Bustillo y Álvarez. Orozco y Viberti actuaron en la segunda parte.
Los visitantes, con Rinus Michels en el banquillo, salieron de la partida con Sadurní, De la Cruz, Torres, Rifé, Marcial, Asensi, Juan Carlos, Costas, Sotil, Cruyff y Rexach. Tomé y Juanito ingresaron como suplentes.
El duelo se resolvió con empate sin goles.
En la grada, Miguel y María Victoria disfrutaron del encuentro. Ambos, malaguistas hasta la médula, eran unos fijos en su localidad en Martiricos y, junto a sus hijos, acompañaron al equipo en innumerables partidos como visitante. La propia María Victoria recuerda como se llegó a desmayar de la emoción por un gol de los blanquiazules. Tal fidelidad fue premiada por su vecino y amigo personal Rafael Serrano, por aquel entonces presidente del CDM. El directivo hizo firmar el balón del citado Málaga - Barça por los jugadores de ambos conjuntos y se lo entregó a la familia.
En su casa, situada en el popular barrio de El Palo, grandes personalidades del malaguismo de la época se dieron cita para compartir anécdotas, como cuando Miguel se equivocó de tren cuando regresaba de un encuentro del Málaga a Granada y volvió la capital de la Costa del Sol sin darse cuenta.
Miguel y María Victoria ya son octogenarios y han querido, de nuevo junto a sus hijos, devolver este testigo de la historia al estadio por donde una vez rodó golpeado por los pies de Vilanova, Migueli o Cruyff.