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Residuos

Se duplica la basura en los montes del Bilbao

Los servicios municipales de limpieza han constatado un "uso intensivo" que se traduce en un aumento de la recogida de más de un 60%

Los servicios municipales de limpieza han constatado un "uso intensivo" que se traduce en un aumento de la recogida de más de un 60% / Archivo

Los servicios municipales de limpieza han constatado un "uso intensivo" que se traduce en un aumento de la recogida de más de un 60%

Bilbao

Si en los últimos tiempos ha paseado por los montes que rodean Bilbao se habrá dado cuenta del gentío que se congrega allí arriba. La pandemia, sus restricciones al ocio, han traído consigo un cambio de hábitos que tiene un efecto directo en la naturaleza. Para mal. Tanto es así que hasta se ha bautizado como el fenómeno de la "basuraleza".

La peregrinación de senderistas, pero también de cuadrillas de chavales jóvenes que buscan en el monte una vía de escape ante las escasas opciones de ocio en la ciudad, o las familias que han visto reducido el margen de maniobra para entretener a los niños, han multiplicado la basura que se recoge en los cinco parques forestales de Bilbao.

Artxanda, Pagasarri, Monte Avril, Arraiz y Arnotegi, con sus 18 áreas recreativas están recibiendo más visitantes que nunca. La directora del área de Servicios y Calidad de Vida del Ayuntamiento habla de "uso intensivo" de esos entornos naturales. Y lo ilustra con una cifra: antes de la COVID-19 se recogían entre 600-650 kg de residuos, el fin de semana pasado fueron más de 1.200kg. Durante el 2019 fueron 25.200 kg, el año pasado se alcanzaron los 40.320 kg.

"El botellón es algo residual que se da en un momento puntual, pero la afluencia de gente es durante todo el día", señala Barco, que se felicita porque estamos "descubriendo" esos lugares. Los equipos de limpieza se han reforzado con los operarios más, para peinar esas zonas dos veces por semana, cuando lo habitual en invierno era una única vez.

Barco señala con preocupación los residuos abandonados por su afección en la naturaleza. El servicio municipal está para limpiar pero el viento del sur que ha azotado desde octubre dificulta mucho esa tarea. "El viento disemina las mascarillas o envases y los plásticos de poco peso y los arrastra hasta zonas de difícil acceso. Un problema no solo estético, que no gusta ver, sino que tiene consecuencias de carácter ambiental". Por eso, insiste en que hay que ser cuidadosos y responsables. Lo mejor, volver con lo que se ha subido y depositarlo en los contenedores que hay junto al coche.

 
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