Transparencia y calidad democrática
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Comentario Ana Castaño 05.03.21
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Asturias
La sociedad demanda cada vez más información sobre las distintas áreas de actuación de los poderes públicos.
La transparencia es requisito imprescindible para articular, además, otra demanda ciudadana: la participación en los asuntos públicos, porque ésta solo será efectiva si va acompañada de información suficiente y veraz.
Desde los ámbitos estatal y autonómico se han aprobado leyes que regulan el acceso a la información y, en este mismo sentido, muchos Ayuntamientos cuentan ya con portales de transparencia.
Pero todavía queda mucho por hacer. Sigue habiendo demasiada opacidad en determinados ámbitos de actuación pública. Vayan dos ejemplos: Continua estancada en el Congreso la reforma de la Ley de Secretos Oficiales, que data del año 1968, así que sigue sin hacerse pública información relevante sobre sucesos de la Transición como el Golpe de Estado; la Familia Real no está sometida al ámbito de aplicación de la Ley de Transparencia, así que quien ostenta la Jefatura de Estado no está obligado a presentar declaración de bienes y patrimonio. Lo que, visto lo sucedido con el emérito, es como poco inquietante.
En los tres grandes Ayuntamientos de Asturias, el margen de mejora también es amplio. Aquí sí encontramos las declaraciones de bienes e intereses de los cargos públicos, pero no se publica su agenda o es escasa la información sobre sus gastos en dietas y viajes. No obstante, es justo reconocer que han hecho un esfuerzo importante en materia de transparencia -si bien quizá obligado por ley- especialmente en áreas como la contratación pública. En sus portales es posible encontrar mucha más información que hace años. El reto, ahora, está en lograr que los datos y la información sean de fácil acceso y se presenten de manera comprensible, de lo contrario se podría dar la paradoja de que el exceso de datos genere precisamente desinformación.
Transparencia, participación, rendición de cuentas, son términos que se han incorporado al lenguaje de la administración y al discurso político. Bienvenido sea, ahora es necesario que se continúe transitando por el camino que va de la palabra a la práctica, porque la transparencia es uno de los indicadores para medir la calidad de nuestra democracia.