"Somos 4 trabajadores por turno para 300 migrantes": la presión de Cruz Roja en los hoteles de Tenerife
Una empleada describe su experiencia como profesional en su interior y pide más recursos
Sotiene que la convivencia entre los migrantes es, por lo general, buena
Pide más profesionales especializados en psicología y derecho: "no van ni una vez a la semana"

Una trabajadora de Cruz Roja en los hoteles de Tenerife que acogen a migrantes: "están sobrecargando de responsabilidad al personal"
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Santa Cruz de Tenerife
Las Raíces es frío y está lejos de la ciudad, quienes están allí saben que no serán atendidos como en los hoteles, aunque no les faltará un techo y comida. Así afronta una trabajadora de Cruz Roja empleados en esos establecimientos que acogen a migrantes desde el verano en Tenerife las dudas de todos ellos a diario.
Judith -nombre ficticio- fue contratada por la organización humanitaria para desarrollar labores de apoyo y asistencia a los migrantes en uno de los hoteles de Tenerife, aunque la teoría está muy lejos del papel que juega en la práctica.
"No puedo realizar las funciones que son de mi competencia" dice Judith en una conversación grabada la semana pasada donde también lamenta que no puede ni enseñar español ni realizar actividades fuera de los centros: "hay un déficit tan fuerte de otras necesidades administrativas, sociales y médicas que no podemos aportar realmente para lo que estamos".
Más información
La presión de los centros de acogida se incrementa no solo entre los migrantes "que han aprendido a convivir a pesar de los choques culturales entre ellos", sino también con los empleados. "Somos cuatro por turno para asistir a más de trescientas personas" asegura Judith, entre los que se encuentra un coordinador que asume las funciones de asistencia legal, psicológica y de contacto con sus familias durante nueve horas de jornada de trabajo.
La organización humanitaria "está sobrecargando a los profesionales de trabajo e intentan que sean los voluntarios quienes ayuden" dice indignada porque cree que, a pesar de que "tienen otras habilidades", advierte de que "no son los perfiles adecuados para la situación que estamos afrontando".
Dudas sobre Las Raíces
Quienes permanecen aún en los hoteles temen llegar hasta el campamento de Las Raíces. Creen que es el paso previo a la devolución a sus países de origen. Allí no tienen tanta cantidad de enchufes y nada de wifi así que las dificultades para comunicarse con sus familias se elevan exponencialmente y todo eso lo saben.
"Preguntan quién está trabajando allí porque muchos han creado confianza con los empleados y algunos compañeros. Se sienten más seguros", asegura esta profesional que lamenta que la desconfianza también se incrementa cada vez más: "tuvimos un traslado de personas que se iban a Las Raíces y se ha incrementado el temor para irse a la calle; existe un fallo muy grande de información porque tienen miedo", lamenta Judith.
En los establecimientos hoteleros donde todavía se acoge a migrantes comparten habitación con entre dos y cuatro personas. Algunos de los que han querido hablar coinciden en que están cómodos y la comida es buena y creen que sus condiciones en el campamento ubicado en La Laguna supondrá un giro en sentido opuesto hasta ahora.
De hecho, algunos de ellos han renunciado a la acogida en los hoteles. Solo es cuestión de un trámite: firman la renuncia expresa o, simplemente, desaparecen y no vuelven por ahí. "Algunos tienen la suerte de tener algún amigo o familiar que los acoge", comenta Judith, aunque intentan que tengan claro los peligros a los que se exponen al quedarse en la calle. Dicen que lo prefieren "a ir a Las Raíces porque piensan que el siguiente paso es la devolución".
Menores en los hoteles
"No, para nada" afirmó Judith sin dudarlo al ser cuestionada por si todos los que permanecen en el hotel son mayores de edad. Y este es el otro gran elemento de tensión. "Nos cuentan que no entienden por qué les dicen que son mayores de edad", afirma esta trabajadora del establecimiento. Después de las pruebas óseas practicadas, el informe determina la edad de una persona migrantes. Algunos declaran ser menores de edad y lo acreditan con su documentación, pero no siempre es suficiente.
"Elaboramos informes con entrevistas en donde determinamos sus necesidades, su nivel de escolarización o si tienen o no familia", asegura Judith. "No nos tienen en cuenta estos estudios" para ajustar la edad determinada por las pruebas óseas que tienen un margen de error".

Eric Pestano
(Tenerife, 1992) Jefe de informativos y programas de SER Las Palmas desde el 2022. Graduado en Periodismo...