De tú a tú: Casas rurales La Tina y Ribera del Duero

RIBERA DEL DUERO

La hostelería y el hospedaje son uno de los sectores más perjudicados por el covid-19. Las restricciones parecen haberse ensañado con estos establecimientos, que simplemente tratan de sobrevivir en su día a día, a pesar de los cierres, y de las grandes inversiones que tienen que llevar a cabo cuando abren sus puertas. Como cada tarde, en nuestro nuevo espacio que cuenta con el apoyo de la DO Ribera del Duero, la Ruta del Vino y ASOHAR, compartimos las impresiones de dos gerentes de este sector, para repasar sus impresiones y situación. En esta ocasión lo hacemos dentro del mundo de las casas rurales, con Charo Arias, de Casa Rural La Tina en Gumiel de Izán, y María Jesús Hernando, de Casa Rural Ribera del Duero de Quemada.

En el caso de Charo la situación con la covid ha llegado a tal punto que se ha visto obligada a cerrar. "Lo mío no es una casa mía de propiedad, es una casa alquilada del Ayuntamiento que sacó a subasta. Empecé la gestión en enero, en febrero me llamaban para Semana Santa y fines de semana, pero a partir de ahí todo fueron anulaciones. Todo ha sido invertir y no he podido manejarlo, así que tuve que tomar esta decisión", asevera. "Nosotros nos habíamos molestado en crear rutas para que la gente interesada pudiera disfrutar del encanto de nuestra zona. El que venga gente a las casas rurales es una riqueza porque la gente deja algo aquí y el boca a boca va hilado", añade.

Y es que el turismo enológico también se ha dejado notar en casas rurales como la de María Jesús. "Mucha gente viene a ver las bodegas y eso lo hemos notado mucho. Y claro, te encuentras con que tienen su reserva, te la anulan y te piden la fianza. Yo no he cerrado la casa rural, y como veía que esto iba para largo pues había decidido alquilarlo para trabajadores", especifica.

¿Podría volver Charo a abrir su casa rural? "No depende únicamente de mí pero si las cosas están bien y vuelve a salir a subasta tengo claro que me gustaría volver a tener la casa rural porque es algo que puede tener futuro, de hecho la gente sí que reservaba con la idea de venir. Había gente en verano y después, pero eran reservas que había que acabar devolviendo", cuenta.

Y es que las cosas tienen que cambiar para que estos negocios vuelvan a funcionar. "Volveremos a los tiempos en los que estábamos y funcionarán pero está dificil la cosa porque si nos cierran y con esos aforos de seis, cuatro personas... ¿Qué les cobras? Hay que ser positivos y tiraremos hacia delante a ver si podemos con esto. Pedimos a las gentes que se acuerden de los pueblos de quienes estamos aquí, porque tenemos los mismos derechos", sentencia Hernando.

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