El exilio de la calle Rubiols
La angosta y retorcida calle de Rubiols desapareció bajo los escombros de las obras de apertura de la calle Poeta Querol. Su nombre, sin embargo, fue traspuesto a otra calle de la ciudad, en el barrio de Marxalenes.
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Callejeando: El exilio de la calle Rubiols
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Valencia
Una de las prácticas más controvertidas llevadas a cabo en el nomenclátor de la ciudad de Valencia durante los años del desarrollismo, asociada precisamente a las actuaciones urbanísticas de la entonces ya anacrónica reforma interior, pero que en la vorágine del boom de la construcción, habían sido revitalizadas desde el Ayuntamiento y el sector de la promoción de viviendas con un claro interés especulativo, fue la trasposición de topónimos tradicionales del centro histórico a otros barrios de la periferia. El avance de los buldócers por los vetustos entramados de Velluters y de la Universitat para abrir las avenidas del Oeste y de Poeta Querol, así como el ensanche interminable de la plaza de la Reina, y en menor medida de la de la Virgen, no solo dejaron escombros en la arquitectura y la trama urbana, sino que también hicieron desaparecer decenas de denominaciones históricas que formaban parte de la memoria de la ciudad. Y, tal vez, removidos por un sentimiento de mala conciencia, alguien desde la administración pensó que aquellos nombres de calles perdidos entre cascotes podrían ser traspuestos con total normalidad a los nuevos barrios periurbanos. La toponimia tradicional, funcional, que solo tiene sentido en el lugar donde el pueblo la había impuesto, fue reubicada en calles impersonales en barrios de nueva planta donde la semántica, desligada de la topografía, perdió todo su significado.
Uno de estos nombres exiliados fue el de la angosta y retorcida calle Rubiols, un callizo desaparecido tras la apertura del eje Marqués de Dos Aguas – Poeta Querol, que con un trazado en forma de número 4 unía la plaza del Patriarca con la también desaparecida plaza de San Andrés. Una calle a priori insignificante que según las crónicas de principios de siglo tenía muy poco tránsito de personas, y casi nulo de carruajes, lo que no impidió que fuese la protagonista de la novela El carrer de Rubiols, del escritor y actor Frederic Marti Guillamón.
El origen del nombre de Rubiols se remonta al siglo XVII y es posible que tenga relación con el antiguo apellido de Raimundo Oriols, que según la Trova número 374 de Mosén Febrer vino desde Francia a la conquista de Valencia, donde luchó con tanto valor que obtuvo del monarca aragonés una cuantiosa donación. Sin embargo, en una escritura de 16 de marzo de 1624 se nombra a un notario de apellido Rubiols que vivió en Valencia a mediados del siglo XV y que tal vez tuviera su casa en esa calle por el cual tomó su nombre. En cualquier caso, la calle Rubiols llegó a mediados del siglo XX con los días contados por el avance imparable de las obras de ensanche de la calle Poeta Querol, que se llevó por delante varios edificios de gran valor patrimonial y que casi lo hace con el mismísimo Palacio del Marqués de Dos Aguas, y que obviamente no tuvo piedad con un pequeño callizo insignificante. Pero alguien en el Ayuntamiento pensó que era buena idea salvar los nombres de las calles desaparecidas por la fiebre urbanística y propuso dar el nombre de Rubiols a una calle nueva en el barrio de Marxalenes, en una travesía de la calle Reus, la actual calle de Rubiols, que nada tiene que ver con la Valencia del siglo XV ni con Raimundo Oriols.