Catorce días de enero
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Córdoba
“Creo que no huelo”. Cuatro palabras bastaron para que saltaran las alarmas y con ellas se apagaran bruscamente las luces de Navidad y se silenciara el alborozo por la llegada del nuevo año. El “bicho” había entrado en casa y con la rapidez de un chasquido de dedos se desvaneció el espejismo de que las campanadas harían desaparecer las mascarillas y nos devolverían la piel y los abrazos.
Han transcurrido diez días de cuarentena y catorce de un año que se parece demasiado a su maligno predecesor. En lugar de regalos, sus Majestades de Oriente dejaron al otro lado de la puerta la misma inquietante sensación de fragilidad que nos trajeron las largas semanas de confinamiento y … el miedo. El miedo a que el maldito COVID castigara con demasiada fuerza a las personas que más quieres.
Y mientras la vida seguía en pausa de puertas hacia adentro, fuera la realidad se ha impuesto enloquecida en esta mala secuela de 2020. El 6 de enero de este año pasará a la historia por el asalto al Capitolio instigado por el peor presidente de la democracia más antigua del mundo y siete días después, media España se intenta recuperar de los efectos ocasionados el pasado fin de semana por un temporal de nieve histórico, de nombre Filomena.
Entre tanto, la falta de planificación para dotar de recursos humanos necesarios retrasa preocupantemente la anhelada campaña de vacunación contra la pandemia y la relajación en las medidas de control durante las fechas navideñas nos aboca a una tercera ola, que fue más que anticipada por expertos y personal sanitario.
Y solo es 14 de enero. ¿Quién da más?