Así sí se juega la Copa

Valencia

Escuchando a Gracia anunciar rotaciones y teniendo muy reciente la casi debacle de Terrassa, el partido en Yecla se presentaba como una manzana envenenada para el Valencia. Un colista de Segunda B enfrente, sí. Pero el campo, las condiciones meteorológicas y la poca fiabilidad del equipo de Gracia podrían jugar una mala pasada. Y afortunadamente, esto no ocurrió.

El Valencia afrontó serio el partido. El Valencia 'B'... e incluso 'C'. Porque la buena imagen colectiva e individual la protagonizaron jugadores de la segunda unidad como Kangin, Sobrino y Correia (los tres, un día después, se vistieron de Reyes Magos para traer tres goles... el otro fue más bien regalo del portero del Yeclano a tiro de Racic). Pero también ayudaron a superar el trámite jugadores de lo que denominaríamos tercera unidad: Sibille, Koba y el meta Rivero.

Decía Gracia tras el partido, preguntado por la incomprensible entrada en el campo de Gayà cuando estaba todo el pescado vendido, que todos tienen que disfrutar de una victoria. Y más cuando se trata de la más plácida de las cinco victorias que lleva el Valencia en 19 partidos (17 en Liga y 2 en Copa). Y, pese a que sigo pensando que es una temeridad darle minutos a Gayà ante el riesgo de lesión, le vamos a comprar la idea.

Pero los pies en el suelo. Como no pretendemos ser amargados ni cenizos, dejemos que el Valencia celebre en el autobús haber hecho los deberes ante un colista de Segunda División B. Pero ya está. Ahora, sumándole la dosis de autoestima recibida por los de la segunda y tercera unidad, toca pensar en la verdadera realidad de este equipo: seguir luchando por no caer en ese infierno con el que ya coquetea de cerca. Y para eso, hay que pensar en un partido que no es un trámite, sino más bien una prueba de fuego: en Valladolid espera, además del frío -poco tienen que envidiarle a Yecla-, un rival directo que no hará tantas concesiones como el de la celebrada victoria copera.