Luto

Comentario Chema Caso 25.11.20
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Asturias
Cuando era más joven, menos vieja, aún disfrutaba a hurtadillas de que otros por la calle, en el aula, en el bar la miraran, con esa inclinación nada masculina ni femenina sino todo ello al tiempo de que los demás atiendan para una o que ese uno piense que los demás atienden para él. ¿Cuestión de géneros? Cuando era menos vieja, más joven, todavía pensaba que el poder, el dominio y el mando onanísticos eran una herencia que la evolución de las generaciones invertiría modificando las repeticiones que con ella, también con él, ya nunca se sucederían más.
Esas quintas del sesenta, diezmadas por el sida, perdón, en el VIH, y las drogas, cuando eran más jóvenes, menos viejas, llenaron las aulas universitarias sin distingos de clase ni sexo. Entonces ella ideaba que la misoginia era el resto de una patología en retirada con un cierto aderezo poético mezclado con el pavor sempiterno al eterno femenino, ese que fueron descubriendo ellos con la crítica literaria feminista, la lectura de Santa Teresa de Jesús, Sor Juana Inés de la Cruz o María Zambrano. Y en la cabecera, siempre Carmen Martín Gaite.
Cuando somos más viejos, menos jóvenes, como entonces, nacer, morir, seguía siendo la evidencia. Como el viejo luto viejo en la tragedia griega.