Las víctimas de violencia machista se sienten ninguneadas por la administración y el movimiento feminista

Valencia

El próximo miércoles se celebra el día internacional por la eliminación de la violencia contra las mujeres. Y tiene lema: Aturem la pandèmia de violència masclista contra les dones. Y habrá actos de todo tipo, cumpliendo, claro, con las limitaciones obligadas por el coronavirus. Por ejemplo, murales, charlas y conferencias, puntos violeta, exposiciones, danza, performances diversas, vídeos, pancartas, lazos, hashtags y campaña en redes sociales, letreros con piropos al revés (que fueron destrozados sin consecuencias, por cierto), lecturas de manifiestos...

Y son solo algunas de las muchas acciones que las emisoras de la SER han recogido. La lista de actos es interminable. Pero, para Alanna, la asociación de víctimas, son actos que no van a ninguna parte. Que relativizan la gravedad de lo que se denuncia y que además se llevan parte de los fondos que deberían ir directamente a la víctimas.

Chelo Alvárez, portavoz de Alanna, lamenta que 25 de noviembre y 8 de marzo sean los dos únicos momentos del año en que la sociedad recuerda el problema más con tintes festivos que con el tono de denuncia que ellas reclaman. Pero tampoco se extraña porque subraya: las víctimas ni siquiera están representadas por ellas mismas ni en el Pacto Valenciano ni en el Pacto de Estado. Forman parte de la comisión de seguimiento de prestado, en un espacio cedido por otra organización... Y claro, su voz no se escucha.

Y ni la ley está desarrollada, ni los principios del Pacto Valenciano se cumplen ni tampoco los Pacto de Estado: No hay turno de oficio para víctimas de violencia de género; no hay juzgados especializados; no llega la ventanilla única y están condenadas a ir de puerta en puerta y contando su caso una y otra vez; las casas de acogida siguen como en tiempos pasados gestionadas por una empresa privada (EULEN); no se reconoce a sus hijos como víctimas; no hay ayudas suficientes y las que llegan son testimoniales...

Es más, lamentan que los fondos del pacto de estado acaben en actos como los del 25 de noviembre y en merchandising y no en ayudas directas a las víctimas. Y más aún lamentan que hasta quienes les apoyan, como el movimiento feminista, las silencia y habla en su nombre.

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Algo que choca frontalmente con el espíritu del pacto de estado y de la ley: deben ser las víctimas quienes hablen. Así ocurre con el movimiento LGTBI, así con las reivindicaciones del pueblo gitano... así con muchos colectivos pero no con las mujeres maltratadas. Y algo parecido pasa con los políticos. Sí, los hay que están siempre ahí. Que prometen, que hablan con ellas, que les cogen el teléfono... pero todo queda en palabras y los avances son muy tímidos y lentos...

Y anuncian que el Consejo Estatal de Mujeres Resilientes quiere hacer oir su voz de forma contundente. De entrada su manifiesto para el miércoles recoge lo que ya les hemos contado: Reconocen el apoyo pero exigen acciones más decididas y concretas tanto del movimiento feminista como de las administraciones. Y concluye con un rotundo: "¡Tenemos voz. Escuchen!".

La reacción del Movimiento Feminista

Acogen la crítica de Alanna con sorpresa, sí, pero también reconociendo que no se está avanzando lo suficiente. Que es necesario modificar la estrategia para conseguir más avances. Y atribuyendo la crítica precisamente al desánimo que genera esa falta de avances.