El Ecce Homo
La Firma de Guillermo Granja
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"El Ecce Homo", la Firma de Guillermo Granja
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Palencia
La realidad siempre supera a la ficción, es una máxima que se cumple constantemente. Por mucho que imaginemos alguna escena o situación, cuando comprobamos si ha ocurrido algo similar, resulta que sí y de una forma, la mayor parte de las veces, de lo más insospechada. Es lo que ha pasado con la restauración del edificio que es la sede de esta cadena en Palencia.
Yo creo que ningún publicista hubiese ideado una campaña de promoción de nuestra ciudad que tuviese unos resultados tan impresionantes a nivel nacional e internacional. Por esta fallida restauración se han interesado, sin excepción, todos los medios de comunicación de España y, que sepamos, muchos medios internacionales de Gran Bretaña, Estados Unidos, Dinamarca y Finlandia.
Algunas personas podrán opinar que sería mejor que tuviésemos esta difusión con noticias positivas e importantes. Curiosamente, a la par que saltaba esta información, conocíamos que una palentina de adopción, Alicia Solórzano, era parte integrante esencial del equipo que está desarrollando la vacuna contra el COVID de la empresa Pfizer en Estados Unidos. Para mí, sin lugar a dudas, esta última crónica tiene un valor muy superior a la del Ecce Homo de Palencia. Sin embargo, sólo la han recogido medios en sus ediciones locales. Es una pena, pero así funciona el mundo de la comunicación, siempre llama más la atención lo estrambótico que lo importante.
Ya lo dijo Confucio, “cuando el sabio señala la Luna, el necio mira al dedo”. No quiero que nadie se sienta ofendido, pero es muy frecuente que todos, de una manera u otra, nos comportemos en algunas ocasiones como necios. Creo que en el caso del mal llamado Ecce Homo de Palencia, ya que en realidad es la imagen de una pastora con una oveja, la mayoría hemos leído la noticia con atención y, si nos ha sido posible, hemos acudido de día a ver este fiasco artístico.
Probablemente, la sociedad necesita más este tipo de noticias, especialmente con la que está cayendo, para podernos reír a mandíbula batiente y olvidarnos de los malos rollos de la salud y de la economía. Este apartado de la sociología está muy estudiado desde hace mucho tiempo y explica, por ejemplo, el porqué del éxito de los programas en directo de la vida de personas sin ningún tipo de relevancia profesional, artística o intelectual que emiten algunas cadenas.
Al menos, en este caso, la repercusión a nivel mundial de la noticia tendrá efectos beneficiosos para nuestra ciudad. La pena es que quien más se podía aprovechar de este hecho sería el sector de la hostelería y de la restauración que, por culpa de la pandemia, está cerrado hasta nueva orden y parece que va a tardar mucho tiempo en abrir.
No hay más que ver lo que ocurrió con el Ecce Homo del Monasterio de la Misericordia de Borja, Zaragoza. Su repercusión ha sido tan grande, que a día de hoy, ocho años después, todavía hay muchas personas que acuden a esta localidad aragonesa para visitar esa chapuza de restauración. Por cierto, mucho más reconocida que el original de Elías García Martínez.
Las desventajas de nuestro desatino de restauración es que se encuentra a una considerable altura, por lo que no es tan fácil apreciar, sin una cámara fotográfica, el alcance de la pifia; está al aire libre por lo que no se puede establecer una entrada, como hicieron en Borja, para su visita; y, por lo que tengo entendido, esta primavera se procederá a restaurar la obra y ya no podrá ser admirada tan desastrosa escultura.