Momentos para la unión

Asturias

Asturias está siendo castigada como nunca por el coronavirus. Son momentos malos, muy malos, los peores desde el inicio de la pandemia. Es la hora de la política con mayúsculas. De la colaboración de todos en la búsqueda de soluciones, de poner freno a la COVID 19 en la región lo antes y mejor posible. Y si alguien intenta sacar rédito político de la crítica situación actual seguro que lo va a acabar pagando caro en un futuro no muy lejano. Da la sensación de que sí, de que no hay ánimo destructivo, tanto por parte de las fuerzas que están de acuerdo con las medidas adoptadas por el Gobierno de Adrián Barbón como por las que no lo están. Hay críticas (¡faltaría más que no fuese así!) pero dentro de la lógica cortesía parlamentaria. No está en este momento la comunidad (con 22 muertes ayer y casi 700 personas hospitalizadas) para zafias y ordinarias descalificaciones.

Por supuesto que las cosas se podían haber hecho de otra manera en los últimos meses, pero también es incuestionable el gran interés puesto por el jefe del ejecutivo autonómico en la lucha contra la epidemia, a la que se dedicó prácticamente en exclusiva desde el pasado mes de marzo.

En el reciente debate sobre el estado de la región ya quedaron meridianamente claras las posturas de cada partido sobre el coronavirus. Repetirlas ahora con más de 400 infectados ayer no tiene sentido. Lo que cuenta en las actuales circunstancias es la cohesión como sociedad para superar los complicados momentos por los que pasa la ciudadanía asturiana. Ya llegará la hora para las críticas duras.

En todo caso, no estaría de más que las fuerzas políticas del Principado, con el PSOE a la cabeza, comenzasen a preparar el difícil futuro que le espera a la comunidad en la era post-COVID. No vendría mal algún tipo de proyecto estratégico, lo más consensuado posible. Sin él, el dinero de Europa del que tanto hablan los gobernantes de aquí y los de Madrid no llegará. Y son millones indispensables.