El comercio del centro de Palma agoniza
Proliferan negocios cerrados con carteles de 'se traspasa' o 'se alquila'
El comercio del centro de Palma agoniza
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Palma
La crisis económica derivada de la pandemia está perjudicando gravemente al tejido comercial. En el centro de Palma proliferan negocios cerrados con carteles de 'se vende', 'se alquila' o 'se traspasa'.
En una de las principales calles comerciales del centro, en calle Sindicat, sobreviven las franquicias, las empresas de telefonía móvil y los comercios chinos que colindan con comercios cerrados en busca de un nuevo dueño. Los que resisten han visto caer sus ventas "en picado" por la dependencia del Centro al turismo y con la previsión de un invierno que como nos cuentan "será más invierno que nunca".
En un rincón de la calle Sindicat, encontramos un pequeño comercio abierto pero con un aviso de que será por poco tiempo. En el escaparate leemos: liquidación por cierre. El dueño del negocio, José, nos cuenta que "lo ha intentado todo pero hasta aquí ha llegado".
La crisis económica asociada a la pandemia está arrasando con los comercios del centro de Palma. Es el escenario con el que convive desde hace 8 meses un farmacéutico de la zona. Su condición de establecimiento esencial provocó que durante el confinamiento más severo estuvieran prácticamente solos entre calles vacías, bares y comercios cerrados y con diez clientes de media en todo el día.
La ausencia de turistas, la difícil recuperación del residente, los altos precios del alquiler que se mantienen en los locales son algunas de las consecuencias que soporta el comerciante. Miquel Aguiló regenta desde hace 40 años una pequeña mercería en la calle Jaume II que data del 1685. "No recuerda un septiembre similar".
Aguiló explica que "el residente abandonó el centro por la afluencia masiva de turistas, y el turista ha desaparecido por la pandemia". El centro de la ciudad se enfrenta a un invierno sin el turista y sin el residente que no ha sido capaz de recuperar. En este contexto para este comerciante "resistir es una buena noticia"
Su escaparate lo inundan mascarillas de tela, y todo el material necesario para su elaboración, que les permite convencer a la escasa clientela que mantiene el centro de Palma. Miquel resiste y tiene claro que la pandemia no va a ponerle fin a la historia de un negocio que acumula más de 300 años.
