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Segovia

El infante D. Pedro tenía entre seis meses y año y medio cuando murió en 1366

Esta es la conclusión del equipo de antropología de la Universidad de Granada que ha analizado los restos óseos encontrados en la tumba del infante cuando se procedió a su restauración. Otra de las conclusiones es que el hijo de Enrique II padecía raquitismo

El deán de la Catedral Ángel García Revilla junto a los responsables del análisis de los restos del infante D. Pedro, durante el acto de presentación de las conclusiones / Radio Segovia

El deán de la Catedral Ángel García Revilla junto a los responsables del análisis de los restos del infante D. Pedro, durante el acto de presentación de las conclusiones

Segovia

Entre seis meses y un año y medio es la edad que ha determinado el equipo de la Universidad de Granada encargados de analizar los restos óseos del infante Don Pedro que aparecieron el pasado mes de noviembre durante la restauración su tumba en la Catedral de Segovia.

El estudio del departamento de antropología de esta universidad ha realizado una comparación de los tres huesos aparecidos con otros huesos ya estudiados y se ha realizado un TAC a los restos determinando que son parte de una tibia y de un fémur, uno derecho y otro izquierdo.

Para José Luis Martín jefe del servicio de radiología del Hospital San Cecilio de Granada los tres fragmentos mal conservados, donde no podemos determinar el sexo y la edad media del infante, es inferior en teoría a lo estimado en el sepulcro. Podemos decir que es de un año con un intervalo entre seis meses y seis meses por encima. Por lo que estaría la edad comprendida entre los seis meses y el año y medio”.

Para Martín la segunda conclusión es que “las alteraciones observadas, sugerían la presencia de que este individuo, padeciera un proceso metabólico que altera el desarrollo y produce ciertas modificaciones morfo estructurales en el desarrollo óseo. Y el más compatible era el raquitismo”.

Los restos del hijo de Enrique II, aparecieron envueltos en una saya de seda con botones de tela, un faldón y un cinturón. Una mezcla de historia y leyenda cuenta que el infante murió en extrañas circunstancias al caer desde lo alto de un balcón del Alcázar de Segovia, cuando estaba en brazos de una sirvienta el 22 de julio de 1366.

En el estudio han participado también el catedrático de medicina legal y Forense José Antonio Lorente que ha estado capitaneado por Inmaculada Alemán. Tras el estudio antropológico y radiológico en primavera se iniciará un estudio de ADN de estos restos.

Según Lorente catedrático de medicina legal y forense “el estudio genético podría aportar información sobre el sexo biológico, si los restos corresponden a un varón o a una hembra. Pero lo pequeño de los fragmentos no permitirá determinar el sexo ni la causa de la muerte, son restos muy degradados y pierden toda la información morfo métrica que pueda aportar datos ya bien sobre el sexo o sobre las causas que propiciaron el fallecimiento”.

Este equipo ya realizó, en 1994, la identificación de los huesos de Blanca de Navarra aparecidos y custodiados en Santa María de Nieva. De los tres huesos encontrados, la Universidad ha realizado una réplica para que puedan ser mostrados en la Catedral donde ya reposan los restos del infante.

 
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