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La transición de Francesc Bosch i Morata

El líder valencianista no llegó a ver su país de nuevo bajo la democracia, pero su nombre derrocó durante la transición al de otro dictador, el generalísimo Trujillo

Callejeando 30-09-2020

Callejeando 30-09-2020

06:32

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Valencia

Tras las elecciones municipales de 1979 empezó en València la limpieza y reparación democrática del nomenclátor urbano. La memoria fascista del franquismo debía ser erradicada del espacio simbólico y conmemorativo para dejar paso a todos los hechos y personajes que habían sido condenados al ostracismo por el régimen autoritario anterior precisamente por defender la libertad, el progreso y la democracia en el estado español. Las depuraciones más deseadas y a su vez controvertidas fueron las de los principales capitostes del Movimiento: el Caudillo y José Antonio. Pero la solución desinfectante tenía que ser aplicada hasta en los rincones más remotos de la periferia urbana, una tarea ardua que ha costado más de cuarenta años en llevarse a cabo.

En uno de estos barrios del borde municipal, el de la Fuensanta, chirriaba la calle dedicada al Generalísimo Trujillo. Rafael Leónidas Trujillo dirigió con puño de hierro el gobierno de la República Dominicana entre 1930 y 1961, y es considerado uno de los tiranos más sangrientos de América Latina. Su analogía con nuestro régimen franquista lo convirtió en amigo y aliado del Movimiento, con el que mantuvo contacto diplomático y comercial continuo, hasta al punto de que encargó al artista fallero Regino Mas la construcción de carrozas y elementos decorativos para la Feria de la Paz celebrada en Santo Domingo en 1955. Durante su dictadura, Trujillo estableció un monopolio empresarial gracias al cual consiguió una inmensa fortuna personal en un país sumido en la miseria, sobre el que repartía paternalismo y caridad. La misma que ofreció a València después de la riada del 57 y que fue aceptada de muy buen grado por los administradores locales, que a cambio le tributaron un homenaje denominando dos calles del barrio de la Fuensanta con los nombres de Generalísimo Trujillo y República Dominicana.

Como era de esperar, el nombre del Generalísimo Trujillo fue suprimido del nomenclátor callejero por el primer ayuntamiento democrático en 1980, y para su sustitución se propuso recuperar la memoria del médico Francesc Bosch i Morata (Xàtiva, 1901 – Mexicali, 1950) uno de los principales líderes del valencianismo político durante los años 30, que tuvo que exiliarse como tantos otros después de la guerra y morir en el olvido lejos de su patria. Fundador de la Agrupació Valencianista Republicana en 1930 y del Partit Valencianista d’Esquerra en 1935, Francesc Bosch fue uno de los impulsores del Estatuto de Autonomía de Valencia y un importante activista cultural. Tras el golpe de estado de 1936 fue nombrado Conseller de Cultura dentro del Consell Provincial de Valencia desde donde creó el Institut d’Estudis Valencians y la Biblioteca del País Valencià. Tras la guerra, lo dicho, damnatio memoriae.

Ahora, cuando se cumplen 70 años de la muerte del conseller Francesc Bosch, poco a poco se va reivindicando su figura - en 2019 se estrenó un documental sobre su vida y la Biblioteca Valenciana recibió parte de su archivo cedido por sus nietos- una de las más importantes de la política y la cultura valenciana de la primera mitad del siglo XX. El Conseller que volvió para derrocar a un dictador en el barrio de la Fuensanta. Poesía onomástica.

 
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