El Estado proveedor

Jerez de la Frontera

Ayer, este medio se hacía eco de una realidad que nos va a acompañar en Jerez largo tiempo. Cáritas hoy, atiende el doble de familias que el año pasado, y esto no ha hecho más que empezar. Más allá de la necesidad de alimentación -que se va cubriendo con la solidaridad de tantos-, la demanda principal viene ordenada por la falta de recursos económicos para hacer frente al alquiler, la hipoteca, la luz y otros insumos básicos. Se han perdido ingente cantidad de empleos, la recesión en la actividad económica es histórica y el horizonte de recuperación ni se vislumbra. Las administraciones intentan tapar agujeros inmensos con recursos insuficientes. En nuestra Ciudad, el 70% de los que vienen a Cáritas, es la primera vez que lo hacen. El perfil de esta creciente pobreza es la de jóvenes con cargas familiares, casi siempre con una formación deficiente, que ya llegaban a final de mes de mala manera; estos han sido los primeros en caer, pero vendrán más. Volver a incluirlos en una zona de dignidad será trabajo de titanes. Que ningún iluso espere salir de esta más fuerte, ni todos juntos, ni espere sentado el escudo social. Que salgamos ya es bastante. El Estado no es el proveedor de todo, no debe serlo ni podemos esperar de él la solución de todos los problemas como si fuera la providencia divina. No es su función por mucho que hagamos descansar en él nuestras reivindicaciones. Puede asistir, equilibrar, paliar, pero poco más. Que nadie se refugie en el Estado para eludir su responsabilidad personal, la solidaridad empieza por uno mismo, y no consiste sólo en dar dinero, sino tiempo, ese que tanto nos escasea; y continúa por ser responsable con sus obligaciones ciudadanas. Jerez avanzará no porque sus políticos se luzcan en una gestión brillante, que casi nadie la espera, sino porque los jerezanos decidan de una vez por todas trabajar juntos en la dirección correcta.