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Un novator en la calle nueva de Patraix

Esta semana se ha conmemorado el 150 aniversario de la anexión del poblado de Patraix a la ciudad de Valencia.

Luis Fernández callejeando por Patraix

Luis Fernández callejeando por Patraix

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Valencia

A mediados del siglo XIX, el municipio independiente de Patraix, eminentemente agrícola, estaba formado por un pequeño caserío aglutinado alrededor de su plaza mayor, y su población apenas alcanzaba los 500 habitantes, distribuidos entre las históricas calles de Sant Roc –actual Marqués de Elche-, del Carme- actual de l’Alculdia-, de la Gloria, de Valencia –actual de Turís- o en la propia plaza, centro neurálgico y social del poblado. Pero su término municipal era muy pequeño, y la mayoría de las tierras trabajadas por sus vecinos pertenecían a la ciudad de Valencia. Esta circunstancia, unida al inicio de la expansión de la capital tras el derribo de las murallas en 1865, propició que en 1870 se promulgara la Ley Municipal bajo la cual los municipios escasos de recursos que se encontraban diseminados por la huerta circundante de Valencia podían pedir su anexión a esta. De esta manera, Patraix se convirtió en el primero de los 14 municipios que se unieron a Valencia entre 1870 y 1900, seguido de Benimaclet, Beniferri, Russafa, Benimámet, Orriols, Borbotó, Mauella, Vilanova del Grau, Poble Nou de la Mar, Campanar, Massarrojos, Carpesa y Benifaraig.

Patraix fue enclavado en el Distrito de San Vicente, barrio undécimo, y su futuro urbano empezó a ser regido por los planes de Ensanche que emanaban desde la autoridad municipal valentina. Fruto de las nuevas alineaciones del plan de ordenación urbana fue la apertura a principios del siglo XX de la calle Nueva, también conocida popularmente como calle del Gurugú por su pequeña pendiente que los vecinos comparaban con el Monte Gurugú, escenario de la sangrienta guerra del Rif. La calle Nueva de Patraix se fue configurando a lo largo del primer cuarto del siglo XX, levantándose en ella edificios de bella factura con elementos típicamente modernistas muy del gusto de la época, algunos de los cuales aún perduran. Sin embargo, en Valencia existían diversas calles denominadas bajo el apelativo de “nueva” y en la reforma del nomenclátor iniciada en 1928, sus nombres fueron reformados y actualizados según la normativa vigente, pasando desde entonces a estar dedicada al erudito valenciano Juan Bautista Corachán.

Matemático, físico, astrónomo y científico, Juan Bautista Corachán fue una de las figuras más destacadas entre los Novatores, junto Tomás Vicente Tosca y el deán Martí, protagonistas de la renovación científica de finales del siglo XVII en Valencia y en España. Nació en nuestra ciudad en 1661 y realizó sus estudios en la Universidad donde se doctoró en Teología, consiguiendo la cátedra de Matemáticas en 1696. Gracias a su actividad en tertulias y academias, Valencia se convirtió en el foco más importante de la revolución científica en España. En las reuniones eruditas organizadas por el Marqués de Villatorcas o por Baltasar Íñigo, se sentaron las bases de la sociedad científica valenciana, donde se discutían cuestiones de aritmética, geometría y álgebra. Algunos de sus escritos y disertaciones físicas y matemáticas han llegado a nuestros días, revelando la magnitud de la obra de Corachán y su influencia en los ilustrados posteriores como Gregorio Mayans. Un orgullo para la ciudad que le vio nacer rotular su nombre en el espacio conmemorativo. Un novator en la calle nueva de Patraix.

 
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