Cultura para la llocura
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Comentario Marisol Delgado 21.09.20
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Asturias
Sentirse triste no es estar lloca...
Que se te rompa el alma y se te desgarren las entrañas no es estar lloca...
Pero a ti, triste, rota y desgarrada, así te llaman: lloca
No te llaman la madre del emigrante, tal como te parieron; ni siquiera te dicen la probe que mira la mar; o, por ponernos en plan Rozalén cantando por Chavela Vargas a capella el sábado en San Mateo, no te dicen la llorona, la llorona del Rinconín, por ejemplo. No, a ti te llaman la lloca. Sin estar lloca. Como a Juana la Loca. Y como a tantas otras...
Ya desde el principio no despertaste muchas simpatías, quizá porque Muriedas te hizo áspera, abrupta y grandona. Saliste perdiendo en la comparación con la gallarda figura de Octavio Augusto, ese que tienes enfrente, justo al otro extremo del paseo, ese al que sí que llaman por su nombre, ese al que no le han puesto ningún falso y denigrante mote. A ti te pintarrajearon, te mutilaron y hasta te pusieron una bomba.
Tuvieron que pasar 50 años para que empezáramos a quererte...
Y es que el arte y la cultura, en general, siempre han padecido de cierta incomprensión, ya viene de antiguo. Se nos olvida que la cultura es lo que nos dota de humanidad, lo que nos agrupa y lo que, a la vez, nos hace diferentes. Por eso...
¡Alerta roja! Que sin cultura no hay futuro, no la maltratemos como a la lloca que nun ye lloca...