Emociones
El maestro de primaria, exdiputado socialista, nos acompaña cada miércoles en Hoy por Hoy Murcia
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EMOCIONES
La Pizarra de Emilio Ivars / Emociones (16-09-20)
04:32
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Esta semana hemos comenzado, al fin, las clases en el cole. Así que tus peques se habrán incorporado ya o lo harán en los próximos días a las aulas; sí, a esas aulas de las que en estos días sigues oyendo hablar: que si se va a contratar a 1.500 profes, que si los ayuntamientos se niegan a facilitar tu conciliación, que la Consejería no permite desdoblar aulas...
El caso es que, de momento, la vuelta al cole la percibo modélica por parte del alumnado. Tienen muchas ganas de reencontrarse; pero eso no es ninguna merma para que guarden las distancias, mantengan las medidas de higiene y estén colaborativos en todo lo que tenemos que hacer, que no es poco.
El lunes, con mi grupo, tuve un rato para hablar con ellas y ellos de sus emociones. Ya sabes: alegría, tristeza, miedo, preocupación, rabia... Una actividad muy gratificante porque me permite, nos permite, empatizar con cada uno de ellos. Para mí la empatía es fundamental, ponerme en el lugar de tu hijo o hija, saber el porqué de sus reacciones o emociones, entender cómo podemos canalizar todo eso. Porque cuando tú te emocionas, cuando expresas hacia el exterior (o te la guardas dentro, igual da) tu alegría, tu tristeza, tu miedo, tu rabia... puedes pensar que todas las personas lo hacemos de la misma manera e, incluso, por los mismos motivos. Nada más alejado de lo real: tú te emocionas con alegría por una razón y quien está a tu lado lo puede hacer por otra. Incluso, por la misma razón, tú puedes sentirte y emocionarte con miedo y otra persona con rabia, tristeza o alegría.
Y ahí es donde radica la importancia de conocer y compartir las emociones. Ello ayuda, no sabes de qué manera, a entendernos tú y yo en nuestras similitudes, a respetarnos como personas diferentes y a asumir la empatía como una actitud de extraordinaria valía en la vida.
Dejo ahora de lado el mundo educativo. Pero te sigo hablando de empatía y emociones en esta pizarra tuya y mía. Siempre he pensado que si tú quisieras aspirar a liderar algo (algo grande o pequeño, da igual el tamaño de la cosa en cuestión) tendrías que practicar, necesariamente, la empatía: sentir emocionalmente cómo reaccionan otros ante las situaciones. Lo pienso, más aún, si quisieras liderar algo en la cosa pública. Vendrán a tu cabeza inmediatamente políticos (y políticas) que, cuando los oyes hablar, desconectas a los diez segundos: ese tono impostado, ese grito chillón, ese razonamiento forzado, esas verdades a medias como si tú y yo fuéramos un coladero de embustes. ¿Qué te voy a contar? Alejado totalmente de toda realidad.
Lo estás viviendo, durante esta pandemia, con una ausencia brutal de liderazgo político en esta, nuestra región. Seguro que escuchas muchísimos datos que podríamos apuntar en la pizarra: millones por aquí, millones por allá; rastreadores por aquí, rastreadores por allá; profesores, refuerzos en atención primaria, Incidencia acumulada, zonas de salud y sus colores, número de casos, personas fallecidas, PCR... una inmensidad de datos que ni tú ni yo somos capaces de asimilar día tras día. Pero te pido que anotemos hoy otras cosas en la pizarra.
Piensa... ¿has escuchado a algún líder o aspirante hablar de turismo y has sentido que estaba en la piel de los empresarios, de los comerciantes o de los trabajadores del sector? Anota su nombre
¿Has escuchado a alguien hablar de empleo y has sentido que estaba en la piel de los parados, de los afectados por un ERTE, de los que no tienen nada a donde agarrarse? Escríbelo a continuación
¿Has encendido la Cadena SER una mañana y escuchado a alguien hablar de conciliación y sentir, aun sin verle la cara, que estaba en la piel, sobre todo, de tantas mujeres que van a retroceder años en la consecución de derechos si nadie lo remedia? Termina la lista con su nombre.
Igual tu lista, como la mía, se ha quedado vacía. Y es que cuando el liderazgo político se convierte en estadística, cuando los responsables públicos sólo tienen en cuenta los datos y no las personas que, como tú, estáis -estamos- detrás de esos datos algo está fallando, porque la política sin personas -sin ti, sin mí-, sin emociones o sin sentimientos la podría llevar a cabo cualquier gigante de las telecomunicaciones (ya querían ellos, ya, y no me lo quiero ni imaginar). Para hacer política para las personas, con las personas, tienes que demostrar una empatía y una gestión emocional de la que, muy desafortunadamente, no encontrarás hoy en día muchos ejemplos.
¡Qué poco costaría trabajar emocionalmente desde la política! Si alguna vez das el paso, recuerda sentir como sentimos todos, emocionarte como nos emocionamos todos, sufrir como sufrimos todos y disfrutar -sí, también disfrutar- como disfrutamos todos. Así, esta pizarra, no estaría hoy vacía.
Nos vemos en la próxima pizarra.