'¿Por quién dobla la campana?', por Pepe Belmonte
Escucha aquí el comentario de opinión del catedrático de Literatura de la Universidad de Murcia para el programa Hoy por Hoy Murcia
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Campana / Getty Images
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Murcia
¿Por quién dobla la campana?
Micromentario/Pepe Belmonte (07-09-20)
02:18
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Escuchar las campanadas del reloj de la iglesia, una y otra vez, durante todo el día y toda la noche, puede resultar un auténtico e insufrible calvario.
El vacío legal que existe en esta materia, así como ciertas sentencias un tanto caprichosas, no ayudan en absoluto a poner fin a este desaguisado que está llevando al manicomio a más de uno.
Hace poco, una sentencia vino a decir que las campanadas a media noche (si me permiten el empleo del título de la famosa película de Orson Welles) son por completo inofensivas y que quienes las sufren son unos quejicas que deberían dedicarse a contar borreguitos y dormirse como bebés.
No sé, la verdad, qué necesidad hay de que los relojes de ciertas iglesias tengan que dar las medias horas y las horas enteras –éstas, por partida doble- durante toda la noche, a no ser que algún cura quiera vengarse de alguno de los vecinos por no ir a misa.
No hace tanto, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-León obligaba a desactivar las campanas de una iglesia por molestar a un vecino que, a causa del ruido, no lograba conciliar el sueño.
La operación fue muy sencilla: el número de decibelios superaba en 22 al límite permitido, con lo que, además, el vecino en cuestión tuvo que ser indemnizado con dos mil euros, cantidad que, a buen seguro, no le llegaría ni para pagar los ansiolíticos consumidos durante tantos años.
La Iglesia, que es la verdadera responsable de tales desaguisados, debería tener mucho más en cuenta estas cuestiones y velar por la salud mental –amén de la espiritual- de los ciudadanos.
Y, ya de paso, una vez puestos, aprenderse de memoria el conocido y maravilloso poema del escritor metafísico inglés John Donne, cuyas últimas estrofas dicen así: "Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,/ porque me encuentro unido a toda la humanidad;/ por eso nunca preguntes por quién dobla la campana; la campana dobla por ti".
Pepe Belmonte