Una maestra de Infantil: "He calculado que dedicaré 75 minutos al día a lavar las manos a los niños"
"Yo no me veo sin abrazar a mis alumnos. El que sea padre, que piense en cómo lo haría sin abrazar a un hijo de estas edades", dice Teresa Ros, maestra de Educación Infantil de un colegio de la zona norte de Murcia
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Uso de gel hidroalcohólico en un colegio / Getty Images
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Murcia
Los maestros de Educación Infantil enfrentan el inicio del próximo curso académico con mucha incertidumbre. Muchos señalan que las instrucciones presentadas por la Consejería de Educación son "muy generales, muy bonitas en el papel" pero que tienen que "aterrizar en el día a día y se tienen que compatibilizar con las necesidades de los alumnos y con la organización de un centro educativo".
Teresa tiene veinticinco alumnos de cuatro años en un aula de cuarenta metros cuadrados. Comparte el cuarto de baño con su compañera paralela que está en las mismas condiciones. Hay dos retretes y dos lavabos. "Tal y como me dice la Consejería, yo he calculado que tengo que lavar las manos unas seis veces al día como mínimo: al entrar, antes del desayuno, después del desayuno, después de ir al aseo, al salir a las dos... Como recomiendan que el lavado de manos sea de cuarenta segundos, si mi compañera se queda un lavabo y yo me quedo otro, tardamos como mínimo quince minutos cada vez, multiplicado por cinco salen setenta y cinco minutos al día en lavarnos las manos", explica Teresa.
El material utilizado en Infantil -juguetes, lápices, rotuladores- era colectivo antes de la pandemia, y ahora tiene que ser individual, algo que plantea problemas. Lo mismo sucede con los zapatos, que no pueden ser los mismos que los niños usan en la calle, o con los juguetes, que también se comparten. "Es muy difícil si los niños dejan un lápiz en la mesa, o si se cae al suelo, saber si es suyo o del compañero. No puedes poner el nombre a todos los lápices", cuenta. Además, añade que hay ciertos juguetes que se recomiendan lavar en el lavavajillas, pero los colegios no están equipados y los docentes tampoco pueden lavarlos en su casa.
A estas edades tan tempranas, la parte emocional también desempeña un papel determinante en la docencia. Teresa asegura que las distancias son "imposibles de mantener" y "van en contra de las necesidades del niño". Ella misma se pregunta cómo va a compensar el lado afectivo sin poder dar un abrazo a los niños: "El que sea padre, que piense en cómo lo haría sin abrazar a un hijo de estas edades".
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Teresa Ros. Mantener las distancias
Ante la pregunta de si hay miedo al contagio entre los docentes, Teresa dice que, conforme se acerca el momento, se plantean que los hábitos en casa tienen que cambiar porque tienen más posibilidades de enfermar: "No vamos a poder visitar tanto a los abuelos, vamos a tener que mantener cierta distancia con la familia".
Cuenta esta maestra murciana que, en Educación Infantil, la presencialidad es esencial. Las actividades en línea no las entienden igual todas las familias, ni todas les pueden dedicar el mismo tiempo. Además, no todos los maestros están igual de preparados para la educación online. "Las diferencias entre familias van a ser abismales", augura.