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La final

La afición del Xerez Deportivo, centenaria y joven a la vez, acaricia el sueño sabedora de que está mucho más cerca de lo que jamás pudo imaginar

Instante de la espectacular salida de la expedición del Xerez Deportivo desde Chapín / XDFC

Instante de la espectacular salida de la expedición del Xerez Deportivo desde Chapín

Jerez de la Frontera

Los play off exprés, contrariamente a lo que nos han informado, no constan de dos partidos. Es sólo uno y a cara de perro. Como si se acabara el mundo poco antes de la medianoche de este domingo. Puerta grande o enfermería. Noventa minutos en los que te juegas toda una temporada y la ilusión de un montón de gente.

La expedición del Xerez Deportivo está en Marbella con las mochilas, las maletas y los baúles cargados de motivación. La que les proporciona el orgullo y el amor propio de cada cuál y la que recibieron en su partida de la ciudad a manos llenas por parte de una afición entregada que ha dado otra gran lección de xerecismo y de responsabilidad.

El trabajo está hecho. La suerte está echada y las consignas dadas. Todo está listo para aferrarnos con todas nuestras fuerzas a un sueño que parecía imposible hace sólo siete años. El de una afición que es dueña de sus sentimientos y responsable última de sus éxitos y fracasos, de su presente y futuro. Que este domingo no podrá estar presente en el Municipal de Marbella, pero que desde la distancia está a muerte y que no despegará el oído de la radio, como en los buenos tiempos, ni pestañeará ante la señal de televisión.

Aun así, pasaremos lista e inevitablemente no estaremos todos. Porque en siete años también hemos tenido bajas. En los casos de Sixto de la Calle, y de Federico Abrines, por ser ley de vida. Y en los de Juan Bellido y Alfredo Velloso, porque el destino nos jugó una mala pasada que no hemos acabado de digerir. Contamos también con su magisterio, empuje, ilusión y xerecismo. Su recuerdo será un estímulo más para tratar de dar este paso de gigante que tanto deseamos.

Ya no hay quien pare esta locura. La afición, centenaria y joven a la vez, acaricia el sueño sabedora de que está mucho más cerca de lo que jamás pudo imaginar. Esto es una final, y como decía el Sabio, las finales no se juegan, se ganan. Dios, qué bonito sería. Cuántas veces lo hemos soñado en estos meses de interminable espera. Me muero de ganas de que lleguen las diez. De que el balón vuelva a rodar. Cara o cruz. No va más. Vamos Xerez, el de la rabia y el poder, el de Chapín y sus rugidos. El futuro es nuestro y el xerecismo es eterno. Ahora o nunca.

Forza Xerez.

 
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