De la tranquilidad a la preocupación

Vigo

Resulta complicado entender cómo un equipo puede pasar de la luz a la oscuridad en un abrir y cerrar de ojos. El Celta caminaba en un sendero de tranquilidad y luz, mucha luz, la que habían generado los últimos partidos y sobre todo los últimos resultados, que habían situado al equipo con un colchón de puntos  (8) con el descenso.

Está claro que lo de De Burgos en el arbitraje no tiene nombre. No es culpa del VAR, es una buena herramienta, que en según que manos se convierte en peligrosa. Porque el penalti pitado al Celta, después de seis minutos de revisión, no hay por dónde cogerlo. Si a eso le sumamos que en el "posible gol" de Murillo también debería haber entrado el VAR, a uno se le queda cara de tonto.

Esas acciones, sobre todo la primera, sacaron al Celta del partido. Esa es la primera parte. Que el Mallorca te meta cinco goles, es la segunda y la más preocupante. Porque el Celta de Óscar se había convertido en un equipo sólido, defensivamente hablando. Solo había encajado un gol en siete partidos y era el equipo menos goleado de la segunda vuelta. Ante el Barcelona encajó dos goles, algo que tiene explicación por el rival al que te enfrentas. Ante el Mallorca encajas cinco... vale que a los de Vicente Moreno les entraba todo, pero la defensa céltica no fue lo que habíamos visto en las últimas jornadas. Si a eso le sumas que te quedas sin un hombre fundamental en la zaga, como es Lucas Olaza, que Juncá está lesionado y que no tienes lateral izquierdo, la preocupación aumenta.

Bien es cierto que el Celta depende de si mismo. El Celta lo tiene en su mano para seguir en Primera. El colchón con el Mallorca sigue siendo de cinco puntos, una renta importante y el Mallorca no tiene un calendario fácil. El Celta debe demostrar en las jornadas que queda que merece estar en Primera porque si desciende será porque lo ha merecido. Queda todavía mucho partido por delante. Un mal día, aderezado con un mal arbitraje, lo tiene cualquiera.