Adiós a Manolo Llanos, Medalla de Plata de Gijón y figura clave del deporte

Gijón

Gijón llora hoy a Manolo Llanos, fallecido esta madrugada a los 75 años. Hombre entrañable y con carácter, muy familiar y de profundas convicciones políticas y sociales, su figura ha sido clave para entender el desarrollo del deporte no solo en su localidad natal sino en todo el país. Durante su gestión como director de Deportes del Comité Olímpico Español se impulsó el plan de becas ADO, fundamental para los éxitos futuros de los deportistas españoles. Su labor y su personalidad fueron reconocidas en 2016 con la entrega de la Medalla de Plata de Gijón, uno de los homenajes que más ilusión le hicieron. Ese día a Manolo, hombre de aspecto serio pero profundamente sentimental y cariñoso, le costó aguantar las lágrimas.

Toda su vida la repartió entre la gestión deportiva y su familia, salvando durante décadas los 500 kilómetros de distancia entre Gijón y Madrid. En la capital cursó estudios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Inició su carrera profesional trabajando en el Sporting junto al emblemático presidente Ángel Viejo Feliú. Fue director general de Deportes durante el mandato de Pedro De Silva, coordinador del Grupo Covadonga con Rogelio Llana y aportó también su sabiduría al Patronato Deportivo Municipal de Gijón. Hasta que Javier Gómez Navarro le llamó para incorporarle al Consejo Superior de Deportes. Fue figura clave para desarrollar la Ley del Deporte de 1990. 

Cuando acabó su ciclo en esa institución, los acontecimientos se precipitaron. El mismo día en el que a su familia le tocó el Gordo de la Lotería de Navidad, le ficharon para el Comité Olímpico Español, donde ocupó hasta 2005 el cargo de director de Deportes. Los Juegos Olímpicos de Barcelona fueron uno de sus mayores orgullos. Celebró la gran revolución del deporte español, aunque siempre con un ojo puesto en su patria chica. "Asturias fue la comunidad que más medallas obtuvo por habitante", recordaba años después barriendo para casa.

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Tras su jubilación, optó por una vida tranquila, repartiendo su tiempo entre la compañía de su inseparable Paloma, sus hijas Paloma y Ela y sus tres adorados nietos, el cuidado de su huerto en Villaviciosa y las reuniones con sus grandes amigos, a los que seguía aconsejando desde la experiencia y la sabiduría. Hoy todos lloran su hueco y arropan a su familia. También lo hacemos desde SER Gijón, donde ha desarrollado toda su carrera profesional su hija Paloma. Curiosamente, la emisora en la que también ejerció como tertuliano recibió la Medalla de Plata de Gijón el mismo día que él. Gijón y el deporte nunca le olvidarán.