'La sangre que corre por nuestros libros', por Pepe Belmonte
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Pepe Belmonte, catedrático de Literatura en la Universidad de Murcia / Getty Images
![Pepe Belmonte, catedrático de Literatura en la Universidad de Murcia](https://cadenaser.com/resizer/v2/Y7GGUZ4HY5LXNOB2ZA4JEMWLOI.jpg?auth=85aa2888af1782fb9b3f31fc76bd006b7d16331fd9cfb46855a69a9f896d8f27)
Murcia
La sangre –la sangre que corre por nuestras venas, por todo nuestro cuerpo– siempre ha estado asociada a conceptos como la guerra, el sufrimiento, la enfermedad, el crimen, los vampiros… y a otras cosas incluso peores.
Micromentario / Pepe Belmonte (15-06-20)
02:02
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En el campo de la literatura, que es lo mío, basta con recordar títulos de obras tan conocidas como Bodas de sangre, de Federico García Lorca o A sangre fría, de Truman Capote, en donde, al final, muere hasta el apuntador y por todas partes asoma la cara sucia y oscura de la tragedia.
La sangre es una materia que ha aparecido con frecuencia ligada a momentos heroicos o románticos de la Historia. Decía, por ejemplo, Óscar Wilde en su magistral libro titulado De profundis que “el dolor es una herida que sangra en cuanto la roza cualquier mano que no sea la del amor”.
Y otro romántico mucho más puro, como es el francés Alphonse de Lamartine, apuntaba en uno de sus escritos que “después de su sangre, lo más personal que puede dar un hombre es una lágrima”.
La palabra “sangre” está, más que en nuestro corazones y en nuestras venas, en nuestras bocas de manera constante y cotidiana, con frases hechas que se han convertido no tanto en hermosas metáforas sino en verdaderos tópicos, como “hervir la sangre”, “no tener sangre para nada”, “tener mala sangre”, “ser de la misma sangre”, y otras por el estilo.
Me quedo, pues, por todo lo bueno que entraña el trabajo de quienes procuran que no nos falte la sangre cuando nos va la vida en ello, con esta frase, tomada de su libro La edad de hierro, del premio Nobel de Literatura J. M. Coetzee: “La sangre es más preciosa que el oro y los diamantes. Porque toda la sangre es una”.
Pepe Belmonte