Reanudó su actividad el mercadillo ambulante de los martes en Andújar
El presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes Profesionales Autónomos de Jaén, Antonio Figueroa, vislumbra un futuro incierto para el sector
Mercadillo ambulante de Andújar / José Luis Plaza
Andújar
El mercadillo semanal de Andújar reabrió este martes al público bajo unas estrictas medidas de seguridad exigidas por las autoridades sanitarias tras dos meses y medio de cierre por la pandemia del Covid-19. La decisión de reapertura de esta actividad comercial que llega en la Fase 2 del Plan de desescalada se ha tomado en consenso con el colectivo de comerciantes ambulantes, destacando el hecho de que que se instalaron la totalidad de los puestos autorizados manteniendo la distancia social de dos metros, además de evitar la manipulación directa de los productos por parte de los clientes y no facilitar productos de prueba.
Por tanto, se ha llevado a cabo una remodelación del recinto adaptándolo a las circunstancias actuales, por lo que se ha aumentado en más de dos metros las distancias laterales entre cada puesto y también las vías de tránsito en las que se ha establecido más de seis metros. A estas medidas se suma la colaboración de los voluntarios de la Agrupación Local de Protección Civil que han dispensado gel hidroalcohólico y han realizado labores de información a la ciudadanía.
El presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes Profesionales Autónomos de Jaén (AVAPA), Antonio Figueroa, destaca que el regreso del mercadillo supone, en sus palabras, recuperar la confianza para un buen número de familias que necesitan unos ingresos mínimos para poder subsistir. Asegura que se trata de un retorno lento con ventas muy bajas.
Figueroa apunta que desde el colectivo de vendedores ambulantes son los primeros interesados de que las medidas impuestas por las autoridades sanitarias se cumplan.
Finalmente, el presidente de la Asociación de Vendedores Ambulantes Profesionales Autónomos de Jaén vislumbra un futuro incierto dado que, como explica, el colectivo arrastra desde la crisis financiera de 2008 una situación económica muy precaria y trabajando bajo mínimos.
